El primer ministro tailandés, Prayut Chan-O-Cha, disolvió el lunes el Parlamento, una decisión que abre la vía a elecciones legislativas en mayo.
Los comicios, los segundos desde el golpe de Estado de 2014, tienen que llevarse a cabo entre 45 y 60 días después de la disolución de la institución, probablemente el 7 de mayo o el 14 de mayo, según la prensa tailandesa.
La elección enfrenta al impopular Prayut, que llegó al poder con un golpe militar, a la hija del magnate y ex primer ministro Thaksin Shinawatra, el archienemigo del ejército que sigue activo políticamente pese a estar en el exilio desde hace más de una década.
Desde hace varias semanas ya empezó de forma no oficial la campaña electoral en la segunda economía del Sudeste Asiático.
El órgano a cargo de supervisar las elecciones (EC) anunciará la fecha oficial en los próximos días.
Prayut, de 68 años y que se consolidó al frente del país en 2019 en unas controvertidas elecciones, ha permanecido en el poder durante un periodo relativamente largo para un país con numerosos golpes de Estado en su historia (una docena desde el final de la monarquía absoluta en 1932).
A dos meses de los comicios, Prayut, lastrado por una balance económico mediocre, compite contra el principal partido de la oposición, Pheu Thai, que obtuvo casi la mitad de las intenciones de voto según un sondeo difundido el domingo (frente al 12% para la formación de Prayut).
Su jefa, Paetongtarn Shinawatra, de 36 años, es el nuevo rostro de la multimillonaria familia cuya oposición al ejército estructura la vida política del país desde hace más de 20 años.
Su padre Thaksin fue primer ministro entre 2001 y 2006 antes de ser derrocado. Su tía Yingluck dirigió el gobierno de 2011 a 2014, hasta el golpe de Estado de Prayut.
«Tengo mucha esperanza en formar un gobierno», declaró el viernes a la prensa. «Hacemos campaña para conseguir una amplia victoria, porque una amplia victoria nos hará lo bastante fuertes para formar un gobierno», añadió.
La Constitución de 2017, escrita por la junta militar, obliga a Pheu Thai, que aspira a conseguir 310 de los 500 escaños de la Cámara Baja, a alcanzar una holgada mayoría para gobernar, lo que para los observadores será difícil.
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