Con el ascenso de Hugo Chávez al poder, la política tomó auge en Venezuela hasta nuestro días. La ciudadanía, que antes no estaba pendiente de estos temas, se entrampó en una polarización, estimulada desde el poder, de la que aún somos víctima en gran medida. Elección tras elección, el aparato de propaganda oficial nos ha arrinconado.
Hoy, nuevamente, estamos todos con la mirada puesta en el tema electoral por el arranque de la precampaña para las presidenciales del año 2024, y lo que pareciera ser para las elecciones previstas para 2025 (Asamblea Nacional, elecciones regionales y locales).
Mientras esto ocurre, el país sobrevive en medio de las más profundas calamidades. No criticamos que el país ponga atención en la ruta comicial, pero una cosa no puede hacernos olvidar lo trascendental.
En reiteradas oportunidades hemos planteado al Ejecutivo, con gran respeto, que su rol constitucional no es hacer elecciones ni debe aprovecharse de la campaña electoral para llenar de paños calientes la problemática país.
No. Su responsabilidad, al frente de Miraflores, es atender y garantizar la calidad de la vida de todos los venezolanos.
Salud, seguridad, educación, frenar la hiperinflación, el tema de la seguridad, lo laboral y salarial… El hambre. Son estas las acciones urgentes a las que tienen que abocarse quienes encabezan el Estado, no estar buscando implosionar a las primarias ni insultando a los candidatos de las fuerzas opositoras.
Venezuela debe enrumbarse, hay problemas que no aguantarán hasta 2024. Nosotros como sociedad civil, cada quien en su trinchera, debe exigir que se reactiven todos los sectores del país. Por citar solo algunos ejemplos: Empresarios y sindicatos deben seguir pujando por el rescate del sector privado.
Los maestros no pueden abandonar sus luchas por justas reivindicaciones salariales. Todos debemos mantenernos cumpliendo nuestro rol, más allá de lo electoral.
Los venezolanos debemos entender que no podemos seguir permitiendo ser apabullados por quienes tienen el poder. Es momento de exigir el cumplimiento de la ley, de velar por el país que debemos heredarle a las generaciones futuras. Esto va mucho más allá de los resultados de una elección, sin importar su naturaleza.
Lo político, y sabemos que todas las soluciones a los problemas pasan por acuerdos y pactos políticos, no puede estar por encima de lo social y mucho menos priorizado antes de lo económico.
Ya basta de promesas vacías de lado y lado. Quienes hoy están en Miraflores, deben atender la grave crisis que se ha generado por las erráticas políticas gubernamentales. Quienes aspiren llegar al palacio presidencial, muestren sus cartas al país, sobre la forma más rápida de recuperarlo. No son tiempos de excesos ni abusos, es la hora de las soluciones.
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