22 de noviembre de 2024 2:09 PM

El infierno terrenal

ROBERTO HERNÁNDEZ MONTOYA

No sé si Dios existe pero me consta que el diablo sí y que es humano.

Es de lo que están muriendo quienes migraron por el Darién, zigzaguearon por ese infierno hasta EUA y concluyeron rebotados en México sin dinero ni esperanzas ni entender lo que les está pasando, con críos llorando, la cabeza dándoles vueltas, bajo el hostigamiento continuo en donde mono no carga su hijo.

Empezó con Carla, Patricia, Leo, Maricori y el mesías de quita y pon: Guaidó. Tuvieron el talento diabólico de triturarles las cabezas hasta que se desesperaron, que era la idea.

Porque solo alguien en desesperación liquida casa, carro, nevera, sábanas, regala el resto, abandona a la abuelita, aprieta el puñado de dólares y se pone en manos de forajidos que le ofrecen el Darién, la selva más infernal, que ríete de Tarzán, excelente para alimentar el actual show mediático y sádico que juega con esa desgracia, todo aderezado por bandoleros capaces de las peores atrocidades. Imagina a una familia, sin autoridad a quien denunciar si la violan entera o curar un cólico. Le roban el dinero todo, caen no se sabe dónde, si ninguna fiera se tragó a nadie. Y todavía les toca recorrer varios países, trasponer fronteras no sé cómo y finalmente arribar al Edén, al Paraíso con su Maná, al País de Jauja, de Cucaña, al Elíseo, a la Arcadia, al Empíreo, al Nirvana, es decir, a los Estados Unidos de América, la Tierra de la Libertad, la Abundancia y entonces aquellos yanquis Seres de Luz, Puros, Esplendentes, Supremos, los Únicos que en el Universo Mundo han alcanzado la Perfección, los Creadores y Garantes de los Derechos Humanos, los encaraman en unos autobuses, sin sus mochilitas y con suerte sin quitarles sus criaturas, sin saber a dónde van y se dan con la frontera de México.

No sé cómo me sentiría en tal catástrofe social, económica y emocional, porque tu rancho ideológico se desparrama como un saco de canicas escaleras abajo. Y nadie que te ame. No te queda nada de lo que trabajaste toda tu vida porque los coyotes te lo arrebataron. Y ninguno de los adalides que te instigaron se hace cargo. Contar el platal que te robaron toma tiempo. ¿Dónde está Ramos Ayú, dó Delsa, qué se fizo la Conferencia Episcopal?

OK, estamos mal aquí pero no tanto como ahí.

@rhm1947

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