Como Venezuela no está recibiendo lotes significativos de vacunas y tampoco tiene un plan nacional de vacunación confiable, el sector privado insiste en que se apruebe su propuesta de inmunización.
Un pronóstico de las Naciones Unidas, publicado en mayo de este año, advierte que el aumento de las infecciones por covid-19 y el inadecuado proceso de vacunación en muchos países, especialmente en los más pobres, amenazan la recuperación económica. En el informe, el economista Elliot Harris aseguró que “la desigualdad de las vacunas entre países y regiones representa un riesgo significativo para una recuperación global ya desigual y frágil”.
La afirmación pareciera apuntar directamente a Venezuela, que se encuentra entre los países de la región con menos personas vacunadas. De acuerdo con una investigación de la Alianza Rebelde Investiga (ARI), conformada por TalCual, El Pitazo y Runrunes, hasta el 14 de junio solo 528.532 personas habían sido vacunadas, de un total de 3.180.000 dosis que han llegado al país. Además, no hay un plan nacional de vacunación acorde con las recomendaciones de la OMS y el presentado por el sector empresarial sigue esperando una respuesta del gobierno de Nicolás Maduro.
En este sentido, Conindustria y Fedecámaras insisten en que para comenzar a ver cambios tanto en materia económica como en las demás realidades del país, es necesaria la vacunación masiva.
El presidente de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), Adán Celis, expone que el método ideado por las autoridades nacionales de trabajar una semana sí y otra no, llamado 7×7, lo que ha hecho es “destruir el aparato económico, que la gente pierda sus empleos porque cierran fábricas y que el país se empobrezca cada día más”, sin lograr reducir o aplanar la curva de contagios de coronavirus.
Por su parte, Ricardo Cusanno, presidente de Fedecámaras, enfatiza que la relación entre vacunación y recuperación de la economía “no es automática”. Explica que la inmunización permitiría protección -teniendo respeto siempre por las medidas de bioseguridad- y podría terminar con el esquema 7×7 para pasar a trabajar y producir los 365 días del año.
De la misma manera, indica que en términos económicos no hay sectores que tengan prioridad con respecto a otros para la vacunación, pues recuerda que “todos los sectores necesitan trabajar”. Dice que hay sectores muy golpeados como el transporte, el aeronáutico comercial y el turismo que necesita reactivarse y depende de otros.
“La vacunación permite tener una medida de protección y la reactivación económica depende de muchos factores como políticas públicas que incentiven la reactivación económica, donde no haya voracidad fiscal, donde se incentive la apertura de más empresas y políticas públicas que verdaderamente logren rescatar el poder de compra del ciudadano”, expone detalladamente Cusanno.
Como Venezuela no está recibiendo lotes significativos de vacunas y el plan nacional de vacunación tiene más fallas que virtudes, lo que constituye un grave problema de salud pública y complica el escenario de recuperación económica, el sector privado insiste en que se apruebe su propuesta de inmunización.
“Pudiéramos estar beneficiando entre tres y seis millones de personas (trabajadores y sus familiares), dependiendo del tipo de dosis que consigamos”, sostiene Celis, quien agrega que además esto es una muestra del compromiso del sector privado con sus colaboradores, con las regiones, sus comunidades y con el país.
“No nos dicen que sí ni que no y mientras tanto la gente sigue sufriendo por el virus, seguimos teniendo enfermos y los venezolanos siguen muriendo”, lamenta el representante de Conindustria.
Recuperación sostenible
Naciones Unidas estima que en muchos países la producción económica puede volver a los niveles anteriores a la pandemia en 2022 o para 2023; sin embargo, este escenario es más complejo para la realidad venezolana, ya que el modelo económico impulsado por el régimen chavista lo que ha hecho es sumir al país en la crisis más terrible de su historia.
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