Para el especialista en mediciones Roy Campos: “Pelearse con las encuestas es como pelearse con el espejo o con la balanza de peso, no siempre nos gusta lo que vemos, pero no por ello desaparece la medición; llamar falsa las encuestas es solo mandar el mensaje de que no nos aceptamos como nos ve el resto”. Llamar falsas a las encuestas, es cuando la mayoría de los mandatarios o políticos se someten a una investigación electoral y no le favorece, no queda otra que pelearse con la báscula. Esa es una postura natural de quienes no entienden la esencia de una encuesta.
El próximo 22 octubre de este año, la oposición tendrá elecciones primarias para elegir al competidor de Maduro en los comicios presidenciales de 2024. Las últimas encuestas arrojan a María Corina Machado; luego el comediante Benjamín Rausseo, mejor conocido como “Er Conde del Guácharo»; Manuel Rosales, Henrique Capriles, Carlos Prosperi, Freddy Superlano…
Obviamente, el problema que plantean las mediciones de opinión pública muchas veces es su falta de credibilidad, son cuestionables sus fichas técnicas, es significativo que en la captura de datos para la investigación hay que tener en cuenta el arte de observar, interpretar, comprender, para luego potenciar la aproximación hacia la verdad en los diversos procesos de análisis, lo que llamamos nosotros la hermenéutica necesaria en los estudios de opinión, ineludible en nuestros sondeos. Se debe aprender a tener comprensión de estos instrumentos, es significativo hacer la advertencia que las encuestas en Venezuela están mostrando una grave realidad, a pesar del interés que puedan tener sus clientes, existe una visión compartida sobre la aguda crisis que transita el país.
Para algunos especialistas en materia electoral aseguran que los venezolanos protesten contra esta oposición es comprensible. “Han sido muchas las derrotas. Pero la tarea de oponerse al gobierno venezolano no es nada fácil. Los candidatos opositores atraviesan un campo minado. A cada paso se arriesgan a que los extorsionen, exilien o apresen e inhabiliten. Nicolas Maduro sigue cometiendo crímenes de lesa humanidad, aun cuando está siendo investigado por dichos crímenes en la Corte Penal Internacional. Seguirlos cometiendo no pareciera tener para ellos un gran costo político. Se ha convertido en la norma», sentencia. Y luchar contra eso no es poca cosa”.
En el año 2024 se realizarán las elecciones presidenciales, para muchos opositores es un momento estelar para el futuro político de Venezuela, Nicolás Maduro vive un complejo momento desde que llegó al poder, y es que todas las encuestas lo ubican con una popularidad en nivel de precariedad. Es significativo para este análisis decir que el gobierno no ha tenido otra opción que reconocer la crisis, incluso el presidente Maduro la ve como una oportunidad para dejar atrás la cultura petrolera. Llevan 23 años prometiendo lo mismo. La promesa del país potencia que no termina de fraguar.
Los estudios de opinión pública no están diseñados para tumbar gobiernos, pero sí crean conciencia de las realidades que se estén viviendo en un momento histórico, esto se conecta con las reveladoras palabras de Maduro cuando en una de sus alocuciones destacó la necesidad de «ir contra la corriente» a la hora de hacer su trabajo y no pensar en lo que puedan decir las encuestas. «La politiquería no me interesa, yo hago lo que tengo que hacer por amor, por conciencia». Maduro angustiado por datos cuantitativos, prefiere distraerse en la fenomenología y decir que los resultados de las encuestas no son relevantes para su gobierno, es decir, que ese espejo cuando lo ve no le gusta. Mientras parte de la oposición en sus diferentes narrativas políticas / electorales se atreven a abrazar a la nada.
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