I
El capítulo 1 de los 13 canónicos de El Arte de la guerra, en la edición de Fernando Puell de la Villa (Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, España, 2000) se titula «Análisis de los factores». Los factores son aquellas circunstancias que hay que analizar para poder estimar las posibilidades de obtener la victoria (Puell de la Villa utiliza el verbo “diagnosticar”). Hay una situación inicial de partida y cinco factores: el dao, el clima, el terreno, el mando y la organización.
En relación con el dao y en palabras de Sun Tzu: «El dao garantiza la sintonía de la mentalidad popular con la de los gobernantes. Si el dao colectivo coincide con el de quien dirige el país, el pueblo estará dispuesto a seguirlo hasta la muerte, y aceptará gustoso morir o vivir, sin cuestionar sus decisiones» (Op. cit., p. 50).
Una vez que se analizan los factores de la situación, se prosigue con la evaluación de las fuerzas de uno y otro contrincante a fin de hacer la estimación y conocer quien será el vencedor y el vencido. Sun Tzu propone hacerse ocho preguntas de las cuales aquí solo citaré la primera: “¿Cuál de los contendientes tiene el dao?” (Op. cit., p. 50).
Respondidas las ocho preguntas, el siguiente paso es concebir la maniobra que permita reforzar la situación de partida. Según Sun Tzu, la maniobra es el concepto y su implementación, destinado a controlar el resultado final o inclinar la correlación de fuerzas hacia el lado que la materializa.
Seguidamente propone lo que bien podría denominarse «el marco conceptual de la maniobra» cuyo primer precepto reza así: «El arte de la guerra es dao de ficción» (Op. cit., p. 51).
II
En la cultura china ha habido muchos intentos de abordar el aspecto violento de nosotros, los homo sapiens, a través de la filosofía. Grandes pensadores como Confucio, Lao Tse, Sun Tzu y muchos otros han intentado, a través de sus enseñanzas, poner un poco de orden y control en nuestras vidas.
Casi todo el pensamiento filosófico chino puede remontar su origen a la idea del «dao» (también “tao”). Este concepto puede definirse como el «camino» o «el camino por el cual los humanos podemos vivir en armonía con el universo como un todo”. El taoísmo (también “daoismo”) es el sistema filosófico basado en las enseñanzas de Lao Tse y sus ideas sobre cómo los humanos deberíamos vivir juntos en sociedad. En términos individuales, el taoísmo enfatiza lo que se conoce como las «tres joyas», también las tres virtudes: compasión, moderación y humildad. De acuerdo con el taoísmo, todas las personas deberían tratar de cultivar estas virtudes en su vida diaria para garantizar la armonía con el entorno.
Sun Tzu también incorporó el concepto del dao en sus enseñanzas, pero de una manera muy diferente a la de Lao Tse. Si bien pudo haber sido influenciado por el método analítico taoísta, Sun Tzu separó su método de análisis del basamento moral taoísta. El marco teórico de Sun Tzu es totalmente “pragmático” y se centra en la eficacia para lograr los objetivos militares y no en la moralidad de las acciones a materializar (al respecto Sun Tzu no ha sido el único: hace apenas unos 490 años, Niccolò di Bernardo dei Machiavelli, teorizó que la flexibilidad para actuar requiere la total independencia de lo moral).
Por ejemplo, Sun Tzu enfatizó que no se debe entrar en guerra a menos que sea absolutamente necesario. De hecho, establece una lista de prioridades y la guerra está en último lugar: “Vencer cien veces en cien batallas no es lo óptimo; lo óptimo sería dominar al enemigo sin haber llegado a batallar contra su ejército. Por tanto, la política militar más aconsejable consiste en neutralizar los planes estratégicos del enemigo; en segundo lugar, erosionar su sistema de alianzas; en tercer lugar, combatir en campo abierto” (Op. cit., p. 57). Por cierto, la lista está en plena concordancia con el primer precepto: El arte de la guerra es dao de ficción.
El caso es que Sun Tzu no analiza la moralidad de librar una guerra aplastante y agresiva, sino que analiza los peligros asociados con los costos subsecuentes vistos estos en la posible destrucción del propio reino como resultado de la guerra. De hecho, en lo que se refiere a los horrores de la guerra, Sun Tzu afirma: «El que no sea consciente de los riesgos de declarar la guerra, tampoco sabrá cómo resolverla con posibilidades de éxito» (Op. cit., p. 54).
Por tal razón, Sun Tzu enfatiza la necesidad de ganar pronta y decisivamente para limitar el daño al país y al mismo gobernante: «Persigue la victoria rápida, huye de las operaciones prolongadas» (Op. cit., p. 55).
Para Sun Tzu, la victoria es una circunstancia que se materializa cuando se produce la mayor acumulación de factores y atributos favorables para una de las partes en combate: “Cuando se analiza la situación de esta manera, el desenlace de la guerra no ofrece dudas” (Op. cit., p. 52).
Y bien, estimados lectores, ¿quién de los dos, Volodimir Zelenski o Vladimir Putin, tiene el dao?
En el artículo de la semana que viene, abordaré una posible respuesta.