22 de noviembre de 2024 6:04 PM

El costo de la energía golpea con dureza a las empresas belgas

El aumento exponencial de los precios de la energía en 2022 como consecuencia de la guerra en Ucrania forzó al soplador de vidrio belga Christophe Genard a cerrar su comercio por un período de tres meses y adaptarse.

Las facturas de energía de este artesano de 45 años alcanzaron nada menos que 6.500 euros (unos 7.000 dólares) al mes, un nivel insostenible.

Enfrentado a la posibilidad de abandonar una carrera como soplador de vidrio en la que invirtió 20 años de su vida, Genard tuvo que adaptarse y sobrevivir con un horno menor para producir su cristalería.

«En el período en que estuve cerrado, entre julio y septiembre de 2022, pensaba en cómo podría ganarme la vida, así que cambié la herramienta que utilizaba», dice Genard a AFP en su estudio en Lieja, donde imparte clases.

Genard explica que ahora utiliza cilindros de propano para encender su horno menor durante un par de días a la semana, y aún así esa operación le cuesta unos 100 euros al día (alrededor de 110 dólares).

De todos modos, afirma, ese costo «equivale a alrededor de 3.000 euros (unos 3.200 dólares) al mes, la mitad del costo, pero ya no trabajo todos los días», y por ello produce escasamente la mitad de lo que solía hacer.

A fines de 2022, el gobierno regional de Valonia (sur de Bélgica) anunció medidas por valor de alrededor de 175 millones de euros (190 millones de dólares) para apoyar a las empresas, pero algunos temen que no alcance.

«Veremos si será suficiente», dijo el jefe de la Unión Valona de Empresas, Olivier de Wasseige, en una entrevista con el canal LN24 el 22 de enero.

De Wassseige instó al gobierno federal belga a tener una «política energética estructural» que coincida con la de países vecinos y tome medidas amplias, incluida una transición a la energía renovable.

Las empresas sienten el calor 

Bélgica ha asignado apenas 4.300 millones de euros para ayudar a los hogares y las empresas durante la crisis energética, en comparación con los 69.200 millones de euros de Francia y los 43.900 millones de euros de Países Bajos, según un estudio de un grupo de expertos Bruegel, publicado en noviembre.

Incluso Rumania, que tiene una economía más pequeña que Bélgica, destinó 8.500 millones de euros.

Genard es uno de los muchos propietarios de negocios independientes en Bélgica que se ven obligados a cambiar su forma de trabajar para hacer frente a los crecientes costos de energía, incluso si eso significa producir menos.

La Federación de Empresas Belgas (FEB) advirtió este mes sobre los costos en espiral para las empresas debido a los precios más altos de la energía y los aumentos salariales relacionados con la inflación.

La primera mitad de 2023 será «extremadamente difícil» para las empresas belgas, señaló la FEB, ya que los contratos fijos de precios de gas y electricidad finalizan durante este período.

Una encuesta publicada en diciembre mostró que más del 76% de los minoristas belgas temen ir a la bancarrota, citando varias amenazas que incluyen facturas de energía más altas.

Así, tres cuartas partes de los minoristas encuestados dijeron que habían reducido la calefacción en sus tiendas, mientras que el 66% admitió que apagaba los letreros de neón fuera del horario de apertura.

Genard, rodeado de manzanas de cristal doradas y gallinas de vidrio, dice que quiso mantener sus precios sin cambios «porque el poder adquisitivo de la mayoría de la gente ya está cayendo».

Una manzana decorativa de cristal cuesta 60 euros en el estudio de Genard, el mismo precio que en 2022.

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