22 de noviembre de 2024 1:35 AM

Estudios científicos desmienten la eficacia de los ejercicios oculares

En los últimos años se está hablando mucho sobre los ejercicios oculares para tratar o prevenir afecciones como la miopía, el astigmatismo o la presbicia. Hay quien asegura que incluso se puede llegar a evitar el uso de gafas con esta fisioterapia tan particular. A bote pronto parece tener sentido. Al fin y al cabo, los ojos también tienen músculos que son esenciales para su buen funcionamiento. Ejercitarlos podría ser bueno. Pero, lamentablemente, no es eso lo que dicen los estudios científicos.

Los ejercicios oculares son en realidad una práctica nacida en China. Allí, se practican sobre todo con niños y adolescentes, para evitar que lleguen a desarrollar problemas de vista o paliar los que ya tienen. Sin embargo, incluso los estudios llevados a cabo en este país concluyen que no son tan eficaces como parecen.

En algunos se ve que tienen una ligera eficacia a corto plazo, pero no se sabe qué puede ocurrir con el paso del tiempo. Otros, en cambio, no encuentran ningún beneficio significativo en la práctica de ejercicios oculares.

Fisioterapia para los ojos

Los ejercicios oculares se pueden realizar de tres formas. Algunos consisten en presionar los ojos de una forma determinada, como dando un masaje a los músculos que ayudan a acomodar las pupilas. Otros, en cambio, no necesitan la intervención de las manos. Simplemente hay que mover los ojos siguiendo una serie de pautas. Pero, sin duda, los más llamativos y a la vez desagradables son los que se realizan utilizando gafas inadecuadas, de manera que la vista se tenga que forzar a trabajar más.

Todos estos ejercicios se han analizado en bastantes estudios y, en general, las conclusiones no son las que nos gustarían.

Los principales defectos visuales

Muchos problemas de visión se deben a lesiones en el nervio óptico. Esto no se puede solucionar, ni siquiera con gafas, por lo que lógicamente tampoco es posible con ejercicios oculares. Por lo tanto, vamos a centrarnos en la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la presbicia.

Normalmente, si todo está bien, la luz que entra a través de los ojos, procedente de los objetos que tenemos delante, debe cruzar varias capas. En primer lugar atraviesa la córnea. Esta es una capa transparente que está en la parte delantera del ojo. Actúa como protección, pero también como una lente que deja pasar esa luz hacia otra más pequeña situada justo detrás de la pupila: el cristalino. Aquí, la luz termina de refractarse e incide directamente en la retina, en la que se encuentran los nervios que transmiten las señales luminosas al cerebro y las transforman en imágenes.

Con información de Hipertextual

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