19 de septiembre de 2024 5:05 PM

Ejercicio prolongado mejora la salud del tejido graso en personas con obesidad

Un reciente estudio de la Universidad de Michigan ha revelado que las personas con obesidad que realizan ejercicio regularmente durante largos periodos tienen un tejido graso abdominal más saludable y efectivo para almacenar grasa en comparación con aquellas que no hacen ejercicio. Este hallazgo podría tener implicaciones importantes en la forma en que el ejercicio contribuye a una mejor salud metabólica, incluso en personas que no pierden peso de manera significativa.

El estudio, dirigido por el profesor Jeffrey Horowitz, comparó a 32 personas con obesidad: 16 de ellas habían practicado ejercicio al menos cuatro veces por semana durante más de dos años, mientras que las otras 16 no realizaban actividad física regular. A pesar de tener una masa corporal similar, los análisis de tejido graso abdominal subcutáneo —la grasa que se encuentra justo debajo de la piel— mostraron diferencias estructurales y biológicas notables entre ambos grupos. Los resultados aparecen publicados en Nature Metabolism.

Entreno prolongado, clave para un tejido graso más saludable

El equipo de investigación descubrió que quienes hacían ejercicio regularmente tenían un tejido graso con una mayor cantidad de vasos sanguíneos, mitocondrias (las «fábricas de energía» de las células) y proteínas que favorecen la salud metabólica. Además, presentaban menores niveles de colágeno tipo VI, una proteína que, en exceso, puede interferir con el metabolismo de las células grasas. Este tipo de colágeno se asocia con la inflamación y la disfunción metabólica en personas con obesidad.

Lo más interesante es que el ejercicio no solo ayuda a quemar calorías, sino que también parece remodelar el tejido graso, haciéndolo más eficiente en el almacenamiento de grasa de manera saludable. “Lo que esto significa es que si las personas experimentan un aumento de peso, este exceso de grasa se almacenará de manera más ‘saludable’ en esta área debajo de la piel, en lugar de en el tejido graso alrededor de sus órganos (grasa visceral) o en una acumulación de grasa en los propios órganos, como el hígado o el corazón”, lo que reduce el riesgo de desarrollar enfermedades graves como la enfermedad del hígado graso no alcohólico, explicó Horowitz.

Los beneficios del ejercicio prolongado van más allá de la reducción de grasa corporal. Los participantes que hacían ejercicio también mostraron una menor inflamación en su tejido graso, lo que podría protegerlos contra diversas complicaciones de salud relacionadas con la obesidad, como enfermedades cardiovasculares y metabólicas. Los investigadores observaron que la capacidad del tejido para almacenar lípidos de manera eficiente y su potencial para generar nuevos vasos sanguíneos eran mayores en aquellos que hacían ejercicio, lo que podría mejorar la salud metabólica general.

Con información de Web Consultas

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