Los trastornos del sueño afectan a entre un 22 y un 30% de la población española, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) que señala que el insomnio “definido como la dificultad para conciliar o mantener el sueño a pesar de tener unas buenas condiciones para hacerlo, es el trastorno del sueño más prevalente en España”. Unos buenos hábitos resultan clave para dormir bien y ahora un nuevo estudio indica que las personas que hacen ejercicio con regularidad –al menos dos o tres veces por semana– son menos propensas a experimentar insomnio.
La investigación ha sido liderada por las psicólogas Erla Bjornsdottir y Elin Helga Thorarinsdottir del Departamento de Psicología en la Universidad de Reykjavik (Islandia) y se ha publicado en la revista BMJ Open. Sus resultados sugieren que mantener una rutina de ejercicio a lo largo del tiempo contribuye significativamente a mejorar la calidad y la duración del sueño nocturno. Es decir, que la actividad física regular desempeña un papel clave en la optimización del sueño y la disminución de los síntomas asociados al insomnio.
Durante el estudio, se monitorearon los patrones de ejercicio y la calidad del sueño de 4.339 adultos de mediana edad, procedentes de 21 hospitales en nueve países europeos a los que se preguntó con qué frecuencia realizaban actividades físicas que les provocaran respiración agitada o sudoración. De todos los participantes en el estudio, el 37% siempre evitó hacer ejercicio, el 25% siempre se mantuvo activo, el 20% dejó de ejercitarse con el tiempo y el 18% empezó a moverse más desde el inicio hasta el final del estudio.
La actividad física regula el sueño: no dormir poco, ni demasiado
Los investigadores comprobaron que los que se mantuvieron activos tuvieron menos problemas para empezar a dormir, eran menos propensos a dormir muy poco (menos de seis horas por noche) o demasiado (más de nueve horas por noche) en comparación con los que preferían un estilo de vida más sedentario.
En concreto, los resultados mostraron que aquellos individuos que mantenían una actividad física constante, realizando ejercicio como mínimo una hora a la semana repartida en dos sesiones, presentaban:
- Un 42% menos probabilidades de tener dificultades para conciliar el sueño.
- Un 22% menos riesgo de padecer cualquier síntoma de insomnio.
- Un 40% menos posibilidades de experimentar múltiples síntomas de insomnio, que incluyen dificultades para dormirse, despertares nocturnos y somnolencia excesiva durante el día.
Además, se encontró que las personas que se ejercitaban regularmente tenían un 55% más probabilidades de dormir la cantidad de horas recomendadas por noche, que oscila entre seis y nueve horas. Estos individuos también tenían un 29% menos probabilidades de dormir menos de seis horas y un 52% menos riesgo de exceder las nueve horas de sueño.
El estudio también observó que aquellos participantes que comenzaron a ejercitarse durante el periodo de investigación tenían un 21% más probabilidades de normalizar sus patrones de sueño en comparación con aquellos que permanecieron sedentarios. Estos resultados son consistentes con investigaciones previas que han establecido una relación entre el ejercicio regular y una mejora en la calidad del sueño.
Según los investigadores, el ejercicio no solo ayuda a cansar el cuerpo para promover un buen descanso nocturno, sino que también incentiva la adopción de un estilo de vida más saludable. Los resultados se mantuvieron incluso después de considerar factores como la edad, el sexo, el índice de masa corporal, si fumaban o no, y el lugar del estudio. Los autores han concluido en su artículo que las personas que se ejercitan regularmente tienen un menor riesgo de sufrir algunos síntomas de insomnio y de tener patrones de sueño extremos, ya sea durmiendo muy poco, o demasiado.
Con información de WebConsultas
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