Al menos 157 personas murieron y 270 resultaron heridas el año pasado en disparos involuntarios de niños, según Everytown, un grupo de defensa de la seguridad de las armas de fuego.

Los niños que apretaron el gatillo fueron con mayor frecuencia adolescentes de 14 a 17 años o niños de 5 años o menos, según los datos de Everytown, que se compilan a partir de informes de los medios. Aproximadamente la mitad de los incidentes involucraron a niños que se suicidaron. En la otra mitad, alguien más resultó herido o murió, normalmente otro niño.

“La víctima suele ser un hermano, un primo o un amigo”, dijo Sarah Burd-Sharps, directora senior de investigación de Everytown. “Deja a muchas familias enfrentando dolor y arrepentimiento”.

Everytown dijo que las autoridades federales y estatales deberían hacer más para rastrear y proporcionar datos públicos sobre tales incidentes para ayudar a identificar las mejores formas de detenerlos.

“Casi una vez al día, un niño pone su mano en un arma cargada y se dispara a sí mismo o a otra persona”, dijo Burd-Sharps. “Es muy prevenible”.

Entre los que murieron se encuentran una niña de 2 años en Indiana que se pegó un tiro con un arma que encontró en su casa y un niño de 8 años en Alabama que recibió un disparo con un arma de fuego que había sido sacada del auto de su madre. En Florida, un niño de 12 años murió y un niño de 15 resultó herido por un joven de 14 que jugaba con un arma que creía descargada, según la policía.

El año pasado marcó el mayor número de tiroteos involuntarios cometidos por niños menores de 18 años que Everytown ha contabilizado desde que comenzó a rastrearlos en 2015: 411 incidentes resultaron en lesiones o muertes, y algunos involucraron a múltiples víctimas.

Con información de NBC News

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