Para lograr el cambio que la mayoría de los venezolanos anhelamos, se necesitan varias cosas: 1.- Una convocatoria seria a la unidad nacional. 2.- Un programa serio, atractivo e ilusionante, capaz de movilizar a los ciudadanos. 3.- Una organización eficiente. 4.- Una estrategia inteligente y 5.- Trabajo, mucho trabajo. Abandonar la flojera cívica que nos lleva a soñar con soluciones mágicas: golpes militares o invasiones extranjeras. Somos nosotros, los venezolanos, los que tenemos que recuperar nuestro país.
Hoy quiero detenerme en el tema del programa. Debe reunir tres características: claridad, brevedad y sencillez. Además, debe ser ilusionante y movilizador.
En el Centro Internacional de Políticas Públicas (Ifedec), por encargo del Movimiento Unión y Progreso, hemos intentado una aproximación a lo que podría ser un programa mínimo común. La propuesta programática debe incluir por lo menos cinco puntos: 1.- Cambio político institucional. 2.- Cambio económico. 3.- Cambio social. 4.- Servicios públicos y 5. Cambio moral.
El cambio político institucional supone abandonar la cultura de la confrontación y de la polarización y promover una cultura del consenso y de la colaboración en todo aquello que contribuya al progreso y al bienestar de los ciudadanos y del país.
Supone también, promover la plena vigencia del estado de derecho. La primacía de la Constitución Nacional. El respeto a los derechos humanos, la independencia y autonomía de las ramas del poder público: un gobierno que gobierne, una Asamblea que legisle y controle la marcha de la administración pública y un poder judicial que merezca el respeto y el acatamiento de la opinión nacional. Un gobierno sin presos ni exilados políticos y sin intervenir arbitrariamente a los partidos políticos para colocarlos a su servicio. Acabar con el ejercicio arbitrario, prepotente y abusivo de los que mandan.
El programa político debe incluir un compromiso serio a favor de la descentralización, de la regionalización y de la municipalización del poder público. Traslado de competencias y transferencia de recursos a gobernaciones y alcaldías.
El programa político debe incluir el compromiso de darle al país una fuerza armada moderna, bien equipada, profesional, al servicio de la nación y de su seguridad y nunca al servicio de un partido político. Una fuerza Armada que cuente con el afecto y el respeto de la población.
Una política internacional de amistad con todos los países del mundo y particularmente con aquellos que han sido tradicionalmente más amigos como los de América Latina, los Estados Unidos, Europa Occidental, etc.