Un fanático del gobierno ante una pregunta que busque la explicación del deterioro que muestra no solo la infraestructura venezolana, sino también la sociedad y sus ciudadanos, que desde los años 30 del siglo pasado solían restregarle al resto de los sudamericanos el ser ciudadanos de un país petrolero muy rico… seguramente responderá lo que hasta las piedras saben: es decir que culpará de nuestra pobreza a las sanciones que el gobierno de USA nos ha impuesto.
Habrá quien intente desmontar esta respuesta pero viendo las crecientes dificultades para conseguir barcos o aviones, que en materia de negocios y economía equivalen a las arterias del torrente sanguíneo… ya se sabrá que no es racional en su análisis quien dude del efecto empobrecedor de las sanciones.
Pero a esa misma persona que niega el daño de las sanciones económicas, ilegales e ineficaces… se le puede hacer la misma pregunta que encabeza este trabajo… y la respuesta también estará cantada como dicen los fanáticos de la pelota: es el socialismo estatista dirá.
Y tanto el oficialista como el opositor a ultranza tendrán parte de la razón… pero no toda… como dicen los nativos de Portugal. También les faltará, incluso si se unen ambas respuestas… “algo”… digamos que al menos la tercera parte.
Ese faltante es la polarización extrema que a mi juicio fue inducida desde el exterior para debilitarnos a sabiendas que no habría un solo líder capaz de advertir los males que vendrían tras al menos dos décadas en las que los actores de la política han dedicado sus fuerzas a destrozar al contrario y sin prestar atención desde la acera opositora a la quiebra de Monomeros… la pérdida de Citgo… y el robo del oro por los británicos.
Y así seguimos empobreciéndonos pero la miseria nacional tiene varias explicaciones:
Una el estatismo que en Venezuela es dogma desde 1945… y dificulta la producción de riquezas.
Otra las sanciones que nos han convertido en un pueblo de parias y aislados a los que ahora todo nos cuesta más caro.
Y tres… la polarización extrema.
Para comenzar el largo camino de recuperación habrá que reparar los daños que han causado estas tres patas de la mesa.
