Domingo A. Rangel: Sobre Vargas y el revocatorio

Como el hombre propone pero Dios dispone, hoy quería dedicar mi columna al nuevo alcalde de Vargas que a contrapelo de la Constitución y la lógica pretende grabar con una alcabala todo producto que ingrese o salga del país por el puerto de La Guaira.

Otro día comentaré cómo este condesito feudal pasa por alto que nada de lo que sale o ingresa por aquel puerto fue hecho en La Guaira, que ese puerto lo maneja el gobierno nacional y que desde hace dos años el presidente Nicolás Maduro –su jefe y compañero de partido– renunció a los impuestos de ingreso al país y exportación para bajar los precios.

Igual me envían un mensaje de voz para que opine sobre lo que dice uno de los “organizadores” del referendo revocatorio, labor en la cual, como es sabido, fracasaron.

Según el largo mensaje, porque una idiotez siempre se puede resumir, como “el país no aguanta hasta el 2025”, este patricio sin haber comenzado siquiera a reclamar nadie sabe qué anuncia que “irá a los organismos internacionales”, con lo cual se ganó aquello del “mono escondido y el rabo guindando”.

Ya lo veo martillando gafos y organismos internacionales para que le financien un inútil viaje a Europa.

Pero también dijo en su mensaje que “si se reanuda México el referendo puede cobrar vida”. Vaya, vaya.

Es decir, que según este memo en México se negocian violaciones de la Constitución, leyes y reglamentos. ¡De ser así, que cierren “México” por equivaler a escuela del delito!

Pero hay más: en el correo de voz el memo insiste en que “en 12 horas es imposible reunir tantas firmas”… y provoca contestarle con un “Ahhh…”, que es la onomatopeya para significar estupefacción.

Como se sabe, pienso que los referendos revocatorios deben ser sacados de la Constitución. ¡Ningún país serio los tiene!
Para uno que trata de razonar, esto de revocar lo que el elector votó equivale a considerar al votante como un idiota. ¡Si se equivocó, que aprenda a votar y en todo caso que sea el poder judicial quien saque al pillo!

Y sobre la imbecilidad de las 12 horas, añado que si en ese mismo lapso pudieron votar millones, ¿por qué en 12 horas no podrían firmar quienes piden revocatorio?

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