Corría el año 1960 y no digan que “estaban chiquitos” porque más chiquitos seguro que estaban quienes adujeran ese burladero para no enterarse… cuando Jesucristo o Bolívar andaban por el mundo.
Entonces la faena editorial no era dominada por las trasnacionales financieras y Europa –Italia, España y Francia- junto con Argentina y México estaban a la cabeza.
En ese año los franceses Louis Pauwels y Jacques Bergier escribieron un “best seller” que vendió más de 2 millones de ejemplares… se llamaba “El Retorno de los Brujos”.
En ese libro que leí desde la ignorancia de mi edad planteaban los autores un supuesto reto a la ciencia y sus logros, desde la magia y la alquimia, recordando en tono de apoyo que el nazismo alemán tuvo mucho de místico… escamoteando los crímenes del Tercer Reich.
La tesis fue llamativa pero en medio del crecimiento económico del primer mundo y de Occidente en general… durante la segunda post guerra, pronto fue olvidada hasta que los brujos que Pauwels y Bergier habían visto desaparecer, comenzaron a retornar en este siglo debido al empobrecimiento generalizado no solo en Venezuela… sino en países como Francia o Italia… para no mencionar Alemania que ya está en recesión.
Aclaro que los brujos no vuelven para dar números ganadores de la lotería o para encontrar sortijas… sino para sustituir la medicina… debido a los altísimos precios que allí se ven… problema que ya debería tener soluciones de al menos la mitad de la catajarria de candidatos.
Pero no… siguiendo la senda polarizada… estos señores y señoras… no pasan de acusarse mutuamente cuando no de insultarse cual borrachos al amanecer.
Y soluciones hay pero antes se debe convenir que poco a poco nuestra sociedad se fue deslizando desde los últimos años antes del petróleo cuando galenos como José Gregorio regalaban consulta e incluso medicinas a los pacientes más pobres.
Hasta llegar a la década pasada cuando un estado manirroto prestó dinero jamás devuelto para qué gente ajena a la medicina… montara clínicas privadas… sin pacientes.
Detalle reparado con los seguros de empleados públicos que pronto terminaron alimentando la corrupción sindical… desde donde enviaban pacientes… a quien les “mojaba la mano”.
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