Era de esperar que imposibilitados de acusar al gobierno de tener pactos con los marcianos o el demonio acudieran a nuevos engaños como dar esperanzas a los familiares de presos o fallecidos en prisión… con el cuento de que la CPI les resolvería sus penas.
No es nueva la mentira e incluso se puede decir que hay abogados que prosperaron en estos años… presentando casos ante la Corte Interamericana de la que Venezuela dejó de ser miembro hace años… y luego en La Haya… sin haber exigido antes justicia ante las instancias nacionales como exige la CPI.
Manipulando la frase “crímenes de lesa humanidad” sacaron esos tinterillos entre 20 y 30 mil dólares a familias pudientes para presentar casos que se podían resolver en el país.
Ojo: ni estoy negando que las policías nuestras son capaces de torturar –desde hace décadas- sino que la frase “lesa humanidad” tiene un significado preciso que ni cabía cuando mataron al padre de Jorge Rodríguez… ni ahora.
La condición de lesa humanidad solo aplica al trato que los nazis les dieron a los judíos… gitanos y comunistas. Al que en Ruanda se aplicaron unos a otros los Hutus y Tutsis… con un millón de muertos como resultado.
En la antigua Yugoslavia se intentó declarar la condición de “lesa humanidad” y allí también hubo abogados que se prestaron para convertir ese país en laboratorio destinado a probar la teoría de las revoluciones de colores.
Tras ese escudo teórico, se derroca y apresa a Milosevic y, sin embargo, no pudieron probar la condición de lesa humanidad. El ex presidente serbio murió sin ser condenado. Pero su país se acabó.
Los manipuladores ayunos de votos que hoy engañan con la supuesta existencia de políticas de lesa humanidad cuando lo que ha proliferado y se debe cambiar son los disparates económicos… llevan 20 años medrando… y han salido muy caros.
Al gobierno se le debe substituir cuando toque, pero para dejar lugar a un cambio democrático. A un cambio que si falla será sustituido por los que hoy están en el poder. Y así porque esa es la democracia civilizada, pacífica y facilitadora de la prosperidad que por cierto no la aceptan quienes desde la cómoda abstención llaman “lesa humanidad”… lo que han sido asesinatos con torturas.