Este martes la AN evalúa los candidatos a integrar el nuevo Poder Electoral y una vez más los medios se llenan de estupideces.
Por ejemplo: hay candidatos a los que nadie conoce ni siquiera en las universidades que los postularon pero que supuestamente tienen avales de la Comunidad Europea “de los noruegos” e incluso del caduco Grupo de Lima amén de yanquis y colombianos.
A ese respecto uno que aparte de venezolano, sin dejar de ser independiente, nunca he llamado a que fuerzas extranjeras nos invadan, tengo derecho a preguntar ¿qué bochinche es esto?
¿Desde cuándo a tantos extranjeros les interesa una elección venezolana?
A mí ni me va ni me viene la manera cómo los yanquis eligen sus mandatarios y solo me llama la atención que en ese país a veces quien llega segundo tiene más votos populares que el ganador. ¡Pero eso es asunto “de ellos”!
Este nuevo CNE tiene el chance de despolarizar la política pero eso ni es culpa del Poder Electoral ni va a cambiar viendo cómo los grandes medios tuercen verdades.
Tampoco es necesario que la oposición tenga en el CNE una mayoría que no se corresponde con los votos y menos con el cariño que se tienen los jefecillos de cada grupo entre sí.
El doctor Caldera ganó una elección sin tener su partido mayoría en la directiva del Poder que lo invistió. Hugo Chávez tampoco tenía un solo rector en 1998, ambos tenían votos, programa y organización como para reclamar.
Pero volviendo al nuevo CNE recuerdo que esa directiva, aparte de regularizar si puede la política, tendrá que organizar la próxima elección presidencial en un clima de escalada bélica internacional.
Y como señalé entre el centenar de candidatos –no pude inscribirme por razones de pandemia- hay quienes pretenden ser elegidos “por contar con el apoyo de 60 países”, los mismos países que nos tienen pasando hambre a causa del bloqueo.
Y nuevamente me pregunto: ¿entre los negociadores de la mayoría gubernamental se han pasado por un futuro en el que estos rectores escogidos a sugerencia de potencias extranjeras serán capaces de articular desde el CNE un golpe de Estado dirigido desde el exterior?
La apuesta es peligrosa y si queremos estabilizar el país, insisto, mejor dejar las cosas como están.