Ocultamos lo importante y resaltamos lo banal. Por tanto, a falta de mejor noticia, de las elecciones en la UCV solo se comentan los resultados, los cuales se muestran como evidencia de “cambios” inexistentes.
Si por los resultados fuese, no ha cambiado nada. En las pasadas elecciones el Gobierno, igual que ahora, perdió todas las facultades, salvo Humanidades.Y abstención fue casi la misma.
Pero es que los resultados son los mismos no para el chavismo, sino para la democracia en general.
Durante los 40 años del Puntofijismo, AD, que era el partido fuerte, siempre perdió en la UCV. Nada extraño: ¡nuestras juventudes siempre han desconfiado del poder! Desde aquella “Delpiniada”, pasando por los Carnavales de la “Juventud del 28”, hasta esta barrida de la oposición… siempre en la UCV han perdido los oficialismos.
Hay, sin embargo, un detalle a resaltar: es confuso decir ganó la oposición y perdió el gobierno… o al menos lo es cuando la inefable e ineficiente rectora puede pretender que ese triunfo le pertenece a ella… la peor gestión de esa universidad.
Tampoco es justo pensar que los chavistas perdedores salieron con las tablas en la cabeza por ladrones o ineficientes como lo han sido los gobiernos en este siglo. El oficialismo perdedor trabajó y pidió votos después de haber rescatado con trabajo voluntario y ayuda gubernamental la infraestructura que sin el menor recato dejó deteriorar la rectora, quien solo tiene limpios los alrededores de sus oficinas y el Aula Magna cada vez que “el interino” montaba teatro y requería escenario.
Sin embargo, “servir para merecer, nadie lo consiguió” y “Juntos por Patrimonio” perdió. Pero más perdió el país como oportunidad, porque ganadores y perdedores piensan parecido. Unos y otros creen que nuestro país “es rico”, lo cual es falso, “pero mal administrado”, que es una verdad.
Unos y otros no presentaron un plan para cambiar radicalmente la UCV, que se mantiene como remanente del pensamiento medieval.
Nadie planteó carreras cortas y acordes con este tiempo, donde mejor se bandea en el exterior un chef que un abogado, quien tras cinco años de universidad termina manejando Uber en Miami.
El único cambio que ha habido desde el 23 de enero fue que a la caída de Pérez Jiménez para entrar a clases había que vestir chaqueta.