El país en su laberinto, con esta frase se puede resumir el acontecer nacional de los últimos años, en el que pasa mucho para que se termine en una situación relativamente similar a la inicial. Al leer los pronósticos hechos el año pasado para lo que sería 2021 saltan a la vista dos hechos, lo predecible de los eventos y la persistencia de un contexto similar. Para 2022 muchas de las tendencias que se esperaban para 2021, y que se dieron, parecen mantenerse, algunas incluso profundizándose. Además, la mayor fragilidad del Estado luce como una tendencia cada vez más presente en el acontecer nacional, la cual es clave para tener una mejor radiografía de los retos que enfrenta el país.
Uno de los aspectos recurrentes, mencionado hace un año, es que “parece continuar irremediablemente es la estrategia errática de la oposición, lo que inevitablemente genera divisiones”, a lo que se suma “un debilitamiento del liderazgo de Guaidó”, y la estrategia que este asumió desde el inicio del interinato. Con respecto a esto, lo que se asoma para 2022 es la profundización de las divisiones en la oposición, entre otras cosas por un interinato convertido en guardián de los activos internacionales frente a un sector que busca hacer política desde una clara posición de debilidad frente al oficialismo. El único elemento común entre ambas posiciones es que carecen de apoyo popular.
El otro gran tema de 2021 fueron las elecciones locales, y como se señaló en su momento “todo parece indicar que habrá elecciones, que la oposición de nuevo se encontrará dividida frente a este evento, y que los resultados no traerán ninguna sorpresa”. Las elecciones tuvieron lugar, la oposición fue dividida y no hubo sorpresas, salvo la oportunidad de una victoria simbólica en Barinas, con lo que se logró desmontar la estrategia de legitimación internacional del oficialismo. Sin embargo, el resultado más importante de las elecciones está por verse, el reajuste de los liderazgos tanto en la oposición como el oficialismo, particularmente ante las próximas elecciones presidenciales.
Algo que lucía probable a inicios de 2021 ha terminado ocurriendo y todo parece indicar que continuará profundizándose en 2022, se trata de la “economía de bodegones”. La novedad con este aspecto es la dolarización de facto, lo que por un lado ha dado un respiro a la inflación, ha permitido mayor acceso a bienes y servicios, pero también ha incrementado aún más el costo de vida en dólares. En este contexto, el incremento de la producción de petróleo a niveles prepandemia luce como una buena noticia, al menos para mantener algunas burbujas y con ellas cierta ilusión de mejora. Sin embargo, los desequilibrios macroeconómicos y la baja productividad de la economía seguirán estando a la orden del día.
Con base en lo anterior, “la economía de sobrevivencia, por lo general bajo la forma de emprendimientos, pero por lo general orientada el comercio y por lo tanto no en la generación de bienes” estará presente. A ello se debe sumar el fortalecimiento de una nueva economía política basada en “actividades extractivas (oro), ilegales (drogas, contrabando), y las remesas”. Esto ha llevado a que “en Venezuela, desde el punto de vista de la economía política, se ha venido configurando un sistema fundamentalmente extractivo, ilegal, de baja productividad, en el que una élite captura la riqueza, dejando al resto de la población marginada y empobrecida”.
Junto a todos los elementos antes mencionados, los cuales en general representan la profundización de tendencias observadas en 2021 y que vienen dándose al menos desde 2020, un aspecto al que hay que prestarle particular atención en 2022 es la mayor fragilidad del Estado, evidenciada por la pérdida de control territorial. Esta nueva realidad puede terminar de alterar la realidad de Venezuela tal como se le conoce hasta ahora, desembocando en una mayor fragmentación territorial, una mayor diversidad de actores con poder, y por lo tanto un incremento de la violencia. De darse lo anterior, es probable ver a un gobierno concentrándose más en Caracas y ciertas zonas, y dejando al resto del país por su cuenta.
Twitter: @lombardidiego