Haití decía adiós este viernes en un último homenaje al asesinado presidente Jovenel Moïse, con una custodiada ceremonia funeraria en una ciudad donde se desataron actos violentos que ilustran la inestabilidad del país.
Por: El Espectador de Caracas con información de El Universal
Los actos solemnes se desarrollaban en la ciudad de Cabo Haitiano, en el Departamento del Norte de Haití. Moïse, asesinado el 7 de julio a sus 53 años por un comando armado en su domicilio de la capital, Puerto Príncipe, era originario de la región vecina a la de su lugar de entierro, también en el norte, destacó AFP.
Agentes de policía estaban desplegados en todas las calles pero no impidieron, como la víspera, un estallido de episodios violentos. Incluso desde dentro del recinto donde se llevaba a cabo el funeral se escucharon disparos, que forzaron la salida apresurada de algunos participantes en medio de una nube de gases lacrimógenos lanzados por la policía.
El ataúd, cubierto por la bandera nacional y la banda presidencial, estaba expuesto en una explanada adornada de flores. Los restos eran custodiados por soldados de las Fuerzas Armadas de Haití.
La viuda del presidente, Martine Moïse, quien resultó gravemente herida en el ataque nocturno, estaba presente en Cabo Haitiano, con el brazo en cabestrillo tras ser atendida en un hospital en Florida, Estados Unidos.
Con el rostro cubierto por una mascarilla con una foto de su marido, la viuda se inclinó sobre el ataúd.
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