Cómo el desorden afecta tu bienestar y productividad

El desorden es la perturbación del orden, pero también es sinónimo de caos, y puede afectar, tanto a una persona, como a un colectivo.

Según estudios, el desorden puede aumentar el estrés, disminuir la capacidad de concentración, provocar insomnio e incluso afectar negativamente las relaciones interpersonales.

Es decir, vivir en un caos en el que se pierden objetos, por ejemplo, puede ser un fastidio o una vergüenza, y hasta puede terminar por afectar no solo su estado de ánimo, sino el bienestar y la salud mental.

¿Cómo el desorden afecta a una persona?

Sin duda, de muchas maneras, pues generalmente el desorden viene acompañado de fala de limpieza, y con esto se empiezan a reproducir bacterias y gérmenes, que derivan en enfermedades y alergias.

De igual manera, dificulta vivir de forma cómoda y desarrollarse adecuadamente. También afecta el bienestar,porque el no encontrar las cosas en el hogar o la oficina, puede desencadenar un cuadro de estrés y ansiedad; y al estar estresados, provoca insomnio y mala alimentación.

Efectos en la salud mental

Algunos psicólogos advierten que el desorden y la desorganización pueden provocar algunos problemas en la salud mental, como, ansiedad, trastornos del sueño o reducción de la concentración.

En este sentido, Joseph Ferrari, profesor de psicología, señaló a través de un estudio realizado “El lado oscuro del hogar”, que cuanto más desordenadas son las personas, menor es su satisfacción vital y menos es su productividad.

Por tanto, el desorden tiene un efecto negativo en la salud mental de la mayoría de las personas. Esto debido a que el cerebro tendrá que procesar más información y la concentración disminuirá, ya que todos los objetos competirán por atraer la atención.

Esta sobrecarga hace que el cerebro trabaje más y necesite más energía. Es decir, el desorden afecta la capacidad que tiene el cerebro para concentrarse, analizar y procesar la información, y rendir en las tareas.

Cuando esto ocurre, la persona comienza a sentir culpa por no poder tener los espacios como le gustaría, se preocupa, se estresa, y con ello existe la posibilidad de sufrir daños emocionales.

En conclusión, un entorno desordenado produce un sinfín de consecuencias negativas. Puede generar cansancio, culpa, frustración, estrés, disminución del rendimiento y de la productividad, y también menor satisfacción personal.

Con información de 2001

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