Sin la Z del zorro me atrevo a decir que el reeleccionismopresidencial acabó con las estructuras de los partidos fundamentales y el relevo generacional para impedir que los nuevos valores, como en el caso de Antonio Ledezmallegaran mas lejos.
Esa historia se repite en Acción Democrática y Copei. A finales del siglo pasado en un foro de Lecherías, estado Anzoátegui, con participación de varios aspirantes a la silla de Miraflores para suceder a Rafael Caldera en su segundo mandato, escribimos en Ultimas Noticias que la opción de Ledezma aguardaba en el congelador por un posible calentamiento que no pudo registrarse en la cocina opositora para enfrentar a Hugo Chávez.
El descalabro desemboco en las cloacas de la conjura bajo los auspicios de los “notables” que perdieron el sendero nada luminoso al marchar detrás de la figura del gendarme innecesario con respaldo de soldados involucrados en la vieja política cuartelaria para la toma del poder «con los votos o con las balas”, pandemia que azota como el coronavirus a los países con menor grado de desarrollo.
Con la amplitud que nos caracteriza y sin ánimos para pisar la trampa de alzapié de los opinadores parcializados, comencemos por reconocer que en las tiendas blancas y verdes, se produjo la presencia de la juventud ascendente, con propuestas de calibre, opacadas en la sombra de la vieja guardia en el bipartidismo. Obviemos deliberadamente los nombres de quienes se desviaron de la senda autentica para pactar en el futuro con el enemigo común.
Apenas dos nombres nos atrevemos a citar, el de Oswaldo Alvarez Paz, beisbolista que no pudo llegar a las Grandes Ligas a pesar de su hoja de servicio a quien Caldera le pidióperdón, y el de Antonio Ledezma, quien a pesar de su trayectoria como líder en la Gran Caracas, tropezó con obstáculos mezquinos en la alta dirigencia del partido fundado por Rómulo Betancourt “para hacer historia».
Ledezma quedó atrapado como los antiguos jinetes entre El Masparro y La Yuca, ríos inundados que impedían su navegación, sin un solo puente que garantizara cruzar el charco.
Repetimos las menciones de Alvarez y Ledezma, cuyas vidas paralelas como en las enseñanzas de Plutarco, pudieron batear el jonrón oportuno para ganar el juego y contar con la estupenda narración de Don Pepe Delgado Rivero, “Papita, maní y tostón».
Ledezma tuvo que cambiar de franela. Fue adquirido por otra franquicia. Su templanza, su perseverancia, su coraje, con rectas de humo y la destreza en lanzamientos con curvas en diferentes direcciones, lo mantienen en la lomita como pitcher abridor.
Podría ser un sueño. Podría ser un despertar entre los quecreen en la alternancia en el poder, sin mascarillas en las cuevas y las tribunas que entorpecen la respiración, es mas, sin los fariseos de las sombras para que a pleno sol o con la optimización del servicio eléctrico para que no nos dejen en tinieblas como ahora, ver un enfrentamiento entre el hombre de la gaita zuliana y el baquiano llanero de las tonadas, duelo de serpentineros para hacer algo por la recuperación del tiempo perdido entre los seguidores mas exigentes del buen beisbol. Cada uno tiene su repertorio, sin venderse como lo hizo una vez el equipo grande de Chicago o el conjunto chico que en Venezuela sucumbió ante la tentación de las ofertas indebidas.
Sin el pitico de Luis Piñerúa y sin las encuestas comprometidas entre jesuitas y ateos, concluiremos esta entrega con la añeja pregunta: » ¿ Con quién estas tu, compañero?