¿Cómo se relaciona el estrés y la disfunción eréctil?

La calidad de nuestras relaciones sexuales parte siempre del bienestar psicológico y la confianza en uno mismo. Por ello, en muchos casos, la disfunción eréctil tiene que ver con el estrés o la ansiedad.

Por el Espectador de Caracas con información de MejorconSalud

¿Cómo se relaciona el estrés y la disfunción eréctil?

El estrés y la disfunción eréctil guardan una relación significativa. El desempleo o la presión laboral, las tensiones familiares, los problemas de pareja o incluso la sombra de una depresión no detectada ni tratada afectan de manera directa a la vida sexual.

No podemos olvidar que el aspecto psicológico forma parte indiscutible en la sexualidad de la pareja y esto es algo que no siempre tenemos en cuenta. Asimismo, hay otro factor añadido. La propia disfunción, entendida como la dificultad a la hora de tener y mantener una erección durante la relación, termina distorsionando la visión que se tiene de uno mismo. Esto afecta la autoestima y la propia confianza; con ello se intensifica aún más el estrés subyacente.

Lo más decisivo en todos los casos es solicitar ayuda experta. Por otro lado, es recomendable conocer un poco más la realidad de estas situaciones y comprender qué puede estar ocurriendo. Lo analizamos a continuación.

¿Cómo puede afectar el estrés la sexualidad del hombre?

El poder disfrutar de una sexualidad satisfactoria depende de factores orgánicos y psicológicos. Sin embargo, a menudo descuidamos el gran impacto que puede tener la última dimensión en esta área de nuestra vida.

Estudios, como los realizados en la Universidad de Atenas, por ejemplo, nos indican que el estrés es, sin lugar dudas, una de las causas que está detrás de la disfunción eréctil.

Hombre en la cama representando el estrés y la disfunción eréctil.
Factores como el desempleo, la baja autoestima o los problemas familiares pueden afectar a la función eréctil.

Ahora bien, es importante tener en cuenta que los trastornos de estrés como de ansiedad son solo el síntoma de algún problema subyacente. El estrés aparece cuando determinadas situaciones nos desbordan y no tenemos suficientes herramientas psicológicas para afrontarlo. El desempleo, los problemas laborales, las desavenencias familiares e incluso las crisis personales son fuertes desencadenantes.

Asimismo, estas condiciones psicológicas provocan importantes cambios fisiológicos. Toda respuesta de estrés conlleva que el sistema nervioso y el eje hipofisosuprarrenal liberen catecolaminas. De este modo, tanto la adrenalina como la noradrenalina producen taquicardias, vasodilatación muscular y vasoconstricción cutánea.

Disfunción eréctil

Estudios recientes, como el realizado en la Universidad de Kansas, destacan la relación entre el estrés y la disfunción eréctil. De este modo, algo que debemos entender en primer lugar sobre esta última condición es que no es una enfermedad. Estamos ante un síntoma de algún problema que se esconde detrás.

Factores como la diabetes, la hipertensión o los problemas cardiovasculares pueden alterar los vasos y nervios responsables de la erección. Por tanto, la disfunción eréctil, entendida como la imposibilidad a la hora de lograr o mantener una erección, puede deberse a causas vasculares, hormonales, neurológicas y hasta farmacológicas.

Ahora bien, es necesario poner la atención en los factores psicológicos. El estrés reduce de manera drástica los niveles de andrógenos. Ello provoca inapetencia, baja concentración, erecciones más débiles y, con ello, relaciones sexuales poco satisfactorias.

Por otro lado, no podemos pasar por alto otro factor hormonal. El aumento del cortisol y la prolactina disminuye la testosterona. Con ello, se eleva la adrenalina y se contraen arterias, incluidas las del pene. Es decir, los vasos de las fibras musculares reducen su diámetro.

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