22 de noviembre de 2024 7:26 PM

Claudio Nazoa: Felicidad

Últimamente he estado escribiendo artículos de humor y es que en medio de esta locura en la que está inmersa la humanidad con esto de la pandemia, es importante tratar de hacer sonreír a la gente. Les advierto que hoy me siento como Carlos Fraga, pero sin sus sabios conocimientos ni su buenamozura. Ah, y también prepárense para leer en este texto la palabra felicidad muchas veces.

Hace unas pocas noches atrás me puse a pensar si sería posible ser feliz a pesar de las penurias. Para resolver esta duda es importante saber el significado de ser feliz. ¿Es una palabra, una actitud, una aptitud, una virtud, una forma de ser, un privilegio, un premio o una condición? Creo es una combinación de todo lo anterior, por eso ser feliz sólo puede sentirse y resulta difícil de explicar, entender o de buscar.

La felicidad, al igual que la conciencia, el amor y el sentido del humor, son inherentes al ser humano. Una planta o un animal están vivos igual que nosotros, pero no tienen conciencia del privilegio de la vida. Sólo están vivos. No saben la suerte que han tenido de ser parte de la misteriosa vida del planeta Tierra, en donde nadie comprende aún porque hay vida en él y no (hasta donde hoy sabemos) en otra parte del universo. Los animales y las plantas sólo pueden estar bien o mal, y ya.

Pero volvamos al misterio del concepto de la felicidad. Lo malo de estar feliz es que no siempre depende de quién siente tan misteriosa condición.  La felicidad no es constante. Podemos sentirnos mal en un segundo y al siguiente desbordar felicidad.

Aunque parezca esotérico y raro, la felicidad plena la reciben únicamente las almas de buen corazón. Una persona mala cree que puede ser feliz haciendo maldades, pero esa es una felicidad anorgásmica, es como hacer el amor y no sentir nada.

A Hitler, Stalin, Mao y a Kim Il-sung, por ejemplo, los vemos sonreír “felices” en las películas, pero esa es una felicidad demoníaca que hace daño a los demás y quien la siente, no logra experimentar la verdadera felicidad que produce hacer el bien a otros.

Algunos estarán diciendo: pero fíjate, Iósif Stalin, Juan Vicente Gómez y Fidel Castro murieron felices en sus camas. No. Ellos murieron sin sentir la sensación real e inexplicable de la felicidad plena. En vida fueron infelices haciendo infelices a sus pueblos y después fueron unos infelices muertos.

Un actor enamorado de su oficio, cuando se monta en un escenario, experimenta la felicidad plena y hace felices a quienes lo ven. Los chefs pasan el día llevando candela frente a los fogones, pero allí, lo sé por experiencia, es donde sienten la felicidad real. Ellos saben que están creando arte efímero para sus comensales, quienes, al degustar sus obras culinarias, van a ser muy felices. Lo mismo podríamos decir de los músicos en un concierto o de los panaderos quienes de madrugada elaboran los bollos de pan que harán felices a la gente que aún duerme y que pronto se los desayunarán. Una señora que tiende las camas de un hotel es muy feliz al pensar que alguien que esté cansado, agradecerá su cama limpia y bien arreglada. Igual siente el señor que todos los días barre la calle frente a nuestra casa, lo hace con la conciencia de que su labor nos sorprenderá y nos hará felices cuando veamos la calle limpia.

Una persona inteligente podría fingir ser bruta, pero resultaría imposible que un bruto finja ser inteligente, igual ocurre con la felicidad. Un hombre que es plenamente feliz podría fingir no serlo, hacer lo contrario le resultaría imposible. Qué fastidio conmigo. Hoy, en lugar de escribir sobre el humor, me dio por esto, pero siento alegría al pensar que habrá lectores reflexionando sobre el tema y que eso los hará felices a ellos.

Podemos ser felices aunque las circunstancias no estén a nuestro favor. Se puede ser feliz en medio de un mundo infeliz y no es egoísmo, ceguera ni inconsciencia. Hay que tratar de ser auténticamente felices para, sin querer y sin darnos cuenta, poder lograr que otros lo sean. Los detallitos, las cosas sencillas, los amigos, los buenos momentos inesperados, cada segundo de situaciones imprevistas, pueden hacernos felices.

El día que yo muera, que como para todos podría ser en cualquier momento, tendré una sonrisa en mi cara porque creo haber descubierto que la clave de la felicidad es lograr hacer que cada segundo de nuestras vidas lo pasemos intentando hacer felices a otros.

¡Feliz día para todos!

El Nacional

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