La comunidad científica se encuentra en el punto de mira en la actualidad después de que un equipo internacional de investigadores haya descubierto que una gran anomalía en el interior de la Tierra puede ser un resto de la colisión, sucedida hace unos 4.500 millones de años, que formó la Luna.
Según los autores del estudio publicado en Nature (puede consultarse aquí), la investigación no solo ofrece nuevos y valiosos datos sobre la estructura de la Tierra, sino también sobre su evolución a largo plazo y la formación interior del sistema solar.
El geólogo chino Qian Yuan reconoció que era “una idea loca” cuando la presentó hace un par de años en una conferencia virtual. Ahora, su equipo ha desarrollado lo que ya no una idea tan descabellada. “Con los nuevos indicios, diría que es muy probable”, explica este experto en declaraciones recogidas por El País.
Y es que cabe destacar que la formación de la Luna ha sido un enigma constante para varias generaciones de científicos. La teoría predominante sugiere que, durante las últimas etapas del crecimiento de la Tierra, se produjo un choque masivo entre la Tierra primigenia (Gaia) y un protoplaneta del tamaño de Marte llamado Theia.
Particularidades
De hecho, se cree que nuestro satélite se formó a partir de los restos generados por este choque. Las simulaciones numéricas evidencian que la Luna probablemente heredó material principalmente de Theia, mientras que Gaia, debido a su masa mucho mayor, solo estaba ligeramente contaminada por material de Theia.
Puesto que Gaia y Theia eran formaciones relativamente independientes y estaban compuestas de materiales diferentes, la teoría sugería que la Luna y nuestro planeta debían tener composiciones distintas. No obstante, las mediciones isotópicas de alta precisión revelaron posteriormente que las composiciones de la Tierra y la Luna son notablemente similares, poniendo en entredicho la teoría convencional de la formación de nuestro satélite.
Para adentrarse más en la teoría de la formación lunar, Deng empezó a investigar la formación de la Luna en 2017. En particular, se centró en el desarrollo de un nuevo método de dinámica de fluidos computacional llamado Meshless Finite Mass (MFM), que destaca en el modelado preciso de la turbulencia y la mezcla de materiales.
Mediante este enfoque y con numerosas simulaciones del gran impacto, Deng descubrió que la Tierra primitiva presentaba una estratificación del manto tras la colisión, y que el manto superior y el inferior tenían composiciones y estados diferentes.
Más concretamente, el manto superior presentaba un océano de magma, formado mediante una mezcla exhaustiva de material procedente de Gaia y Theia, mientras que el manto inferior permanecía en gran parte sólido y conservaba la composición material de Gaia. A juicio de Deng, las investigaciones previas habían hecho mucho hincapié en la estructura del disco de escombros, pero no tanto en el impacto de la gran colisión sobre la Tierra primitiva.
Conclusiones
“Nuestros descubrimientos ponen en entredicho la idea tradicional de que la gran colisión condujo a la homogeneización de la Tierra primitiva. En cambio, ese impacto gigante que formó la Luna parece ser el origen de la heterogeneidad del manto primitivo y marca el punto de partida de la evolución geológica de la Tierra en el transcurso de 4.500 millones de años”, destaca el científico.
Por si esto fuera poco, el grupo -mediante un análisis en profundidad de simulaciones anteriores de la gran colisión y la realización de nuevas simulaciones más precisas- descubrió que una cantidad significativa de material del manto de Theia, aproximadamente el 2% de la masa de la Tierra, entró en el manto inferior de Gaia. Por último, el equipo de investigación calculó que este material del manto teiano está enriquecido con hierro, lo cual lo hace más denso que el material gaiano circundante./Diario As.
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