China denunció este lunes la declaración conjunta de Washington, Seúl y Tokio publicada tras una cumbre en Estados Unidos en la que los tres denunciaron el «comportamiento agresivo» de Pekín.
El presidente estadounidense, Joe Biden, acogió el viernes a los dirigentes de sendos países en Camp David para una cumbre «histórica».
La cita habría sido impensable hasta hace poco por el legado de la ocupación japonesa de la península coreana entre 1910 y 1945.
En un comunicado conjunto, los tres mandatarios afirmaron que rechazaban el «comportamiento peligroso y agresivo» de China en las disputas marítimas en el Mar de China Oriental y Meridional.
Concretamente, el documento manifestó que la paz y la estabilidad respecto a Taiwán era un «elemento indispensable de la seguridad y la prosperidad en la comunidad internacional».
«No hay cambios en nuestras posiciones básicas sobre Taiwán, y hacemos un llamamiento a la resolución pacífica de los problemas a ambos lados del estrecho», señalaron los tres dirigentes.
Pekín respondió el lunes que los mandatarios habían «denigrado y atacado a China en cuestiones marítimas y relacionadas con Taiwán, interferido en los asuntos internos de China y sembrado deliberadamente la discordia entre China y sus vecinos».
El sábado, China realizó una nueva ronda de ejercicios militares alrededor de la isla autogobernada a modo de «advertencia», después de que el vicepresidente del gobierno taiwanés realizara una escala en Estados Unidos.
«La cuestión de Taiwán es un asunto puramente interno de China. Resolver la cuestión de Taiwán es un asunto propio de China», insistió el lunes Wang Wenbin, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores.
China considera a Taiwán como un territorio propio que debe recuperar algún día, incluso por la fuerza, y se opone a cualquier contacto oficial entre la isla y los países occidentales.
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