¡Celular, no puedo vivir sin ti!: Se llama Nomofobia

La Nomofobia identifica el miedo irracional que produce no poder usar un dispositivo móvil, ya sea por no tenerlo físicamente presente o por tenerlo fuera de cobertura o sin batería. Es una enfermedad del nuevo tiempo.

Por: Espectador de Caracas con información de Web Salud

Es una enfermedad de la nueva era. La Nomofobia es el miedo irracional a no poder usar el dispositivo móvil. Incluso puede convertirse en una adicción similar a la que producen las drogas. “El no puedo vivir sin ti”, se expresa en esta relación conflictiva donde la “pareja” es un aparato.

El Dr. Edgar Belfort, médico psiquiatra, especialista en Psiquiatría infantil y juvenil, presidente electo de la Sociedad Iberolatinoamericana de Neurociencia y Psiquiatría y director del posgrado de Psiquiatría Infantil de la Universidad Central de Venezuela (UCV) abordó esta realidad como parte de su conferencia La nomofobia en las relaciones socio-afectivas de los jóvenes: ¿Una nueva adicción?

Ansiedad y depresión antes de la pandemia y en pandemia

El Dr. Belfort se refirió a la Nomofobia en el caso específico de la población adolescente (si bien, aclaró, es un problema de todas las edades), etapa que se caracteriza por “cambios físicos, psíquicos y de relaciones sociales en las cuales aparecen conductas que pueden plantear dudas con respecto a la normalidad”.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya antes de la pandemia a causa de la covid-19, estaba comprobado que la mitad de todas las enfermedades mentales inician a los 14 años y es el suicidio “la segunda causa de muerte en jóvenes de 15 a 29 años”.

Nomofobia, la nueva adicción

Este adolescente en su complejidad se enfrenta ahora a una nueva enfermedad: el término es Nomofobia.

El Dr. Belfort señala que se emplea para “identificar el miedo irracional que produce quedarse sin poder utilizar un dispositivo móvil, ya sea por no tenerlo físicamente presente o por tenerlo fuera de cobertura o sin batería”.

Se le considera “una de las enfermedades de la nueva era y afecta en particular a adolescentes y preadolescentes”, quienes son nativos digitales.

“El uso problemático del teléfono móvil es considerado como una adicción conductual que comparte muchas características con las adicciones a las drogas más establecidas”.

Advierte que además de convertirse en un rasgo negativo de los avances tecnológicos, “la dependencia que puede llegar a crearse hacia este tipo de dispositivos es mayor, en algunos casos”, a la que se podría crear con la pareja o la familia.

¿Cuándo se convierte en adicción?

El Dr. Edgar Belfort detalló que para ocurrir una adicción ocurren dos factores básicos: la pérdida del control y la dependencia que se define como “la necesidad subjetiva de realizar forzosamente la conducta y la supeditación de la vida cotidiana a mantener el hábito”.

Esta dependencia pasa por varias fases: se pierde el control, se modifica el estado de ánimo y la persona necesita aumentar la frecuencia y duración del uso del teléfono móvil para obtener satisfacción.

Incluso, esta conducta lleva a querer tener el último modelo tecnológico que aparece en el mercado, con impacto económico.

El adicto sufre el síndrome de abstinencia si deja su celular en casa, si se queda sin señal o lo debe apagar. Ocurre la recaída y comienzo del ciclo.

El especialista señala que una persona con estos criterios puede ser diagnosticada con una conducta adictiva al teléfono móvil, con patrones similares al de quienes consumen sustancias o presentan rasgos de juego patológico.

Y yo, ¿seré adicto?

Son varios los síntomas que pueden advertir de una adicción:

  • Revisar el móvil de manera compulsiva
  • Dormir con el dispositivo cerca
  • Molestia si se queda sin señal
  • Cambio de humor si se le castiga limitando el uso del aparato
  • Ansiedad por la imposibilidad de no poder usar el móvil o no poder comunicarse

La tendencia a ser emocionalmente vulnerable y los bajos niveles de autoestima son asociados con el incremento a la adicción

El Dr. Edgar Belfort describe que hay reforzadores de esta conducta:

Conectarse a internet produce placer en las personas; en las redes sociales la persona puede disfrutar de una identidad falsa o irreal y “los actos repetitivos como mecanismo de escape alivian las tensiones”.

“Estamos frente al predominio de la cultura digital: culto a lo superficial, a lo material y a la imagen; no media la reflexión…”

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