28 de septiembre de 2024 1:03 PM

Cecodap: Cambios de humor, retraimiento y pesadillas son señales de posible abuso sexual en niños

Durante la pandemia por COVID-19 incrementó la violencia contra niños, niñas y adolescentes en el país. La ola de denuncias vía redes sociales de casos de abuso y violencia sexual contra menores de edad, reportados en Venezuela desde el 23 de abril son trazos de un retrato mucho más grande.

Por: El Espectador de Caracas con información de Correo del Caroní

Solo en el estado Bolívar desde el inicio de la pandemia, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) reportó 51 casos de violencia contra niños y jóvenes en edades comprendidas entre los 0 y 19 años, siendo los niños entre cinco y 14 años los más afectados por casos de abuso sexual, actos lascivos y tratos crueles.

De acuerdo con el informe Somos Noticia – Capítulo Salud Mental de niños, niñas adolescentes (2020 – 2021) del Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap), 12% de las 3.519 personas atendidas por el Servicio de Atención Psicológica (SAP) Crecer sin violencia, dijo haber sufrido algún tipo de violencia.

Y la violencia sexual fue la forma más reportada por los pacientes (34%). El psicólogo y coordinador adjunto de Cecodap, Abel Saraiba, resaltó en la presentación del informe que esta cifra de violencia sexual visibiliza una dinámica sociofamiliar impactada por la pandemia.

En entrevista con Correo del Caroní, el terapeuta familiar y fundador de Cecodap, Oscar Misle, expuso cómo identificar si un niño o adolescente está siendo víctima de violencia sexual, cómo prevenir la violencia sexual y qué hacer para denunciar y buscar ayuda psicosocial profesional, si sucede.

¿Cómo identificar si un niño o adolescente está siendo abusado sexualmente?

En muchos casos, por miedo -porque pueden estar bajo amenaza-, confusión, o porque no identifican que se trata de un abuso, los niños y adolescentes no son capaces de notificar a sus familiares que están siendo víctimas de esta forma de violencia. Pero hay señales que los padres, representantes o algún otro adulto pueden aprender a identificar para saber si algo malo está pasando.

Una de esas señales es que el niño cambia de actitud, deja de hablar, se retrae, o comienza a tener comportamientos típicos de la ansiedad.

El niño vuelve a etapas ya superadas, como orinarse en la cama y sus hábitos alimenticios también pueden cambiar. Es posible que el niño tenga lesiones en los genitales o en alguna otra parte del cuerpo.

Puede comenzar a experimentar pesadillas, tener terrores nocturnos. Puede comenzar a aislarse. O puede que su forma de hablar también cambie, utilizando expresiones erotizadas.

Si el niño de repente ya no quiere visitar la casa de un amigo, conocido, tío u otro pariente que su familia frecuenta, también puede ser una señal de alarma.

“Todo eso hay que evaluarlo si en la familia no hubo una situación desencadenante reciente, como la pérdida de un ser querido, una mudanza no deseada, entre otras cosas”, dijo Misle.

Algo de lo que se tiene que ser consciente, es que a la víctima le costará verbalizar todo lo que está sintiendo.

El especialista indica que para estimularlo a que confíe para poder contar lo que le sucede, los adultos deben buscar medios para que el niño se exprese, ya sea a través de cuentos, dibujos, títeres o alguna otra forma de expresión. “Y hacerlo sin regaños, y sin juzgar, para que el niño no se sienta intimidado”, afirmó.

Las heridas emocionales que deja la violencia sexual infantil sanan en la medida que se reconocen. Si un niño reporta que se siente abusado por alguien, hay que creerle siempre, sostiene el especialista.

Con casos de abuso sexual, es muy poco probable que el niño invente tal situación, explica. “Hay que creerles siempre porque para inventar algo, los niños necesitan tener referencias antes sobre eso que van a inventar, pero para la sexualidad no tienen esa referencia, y menos de algo que suele ser doloroso”, dijo.

¿Cómo prevenir la violencia sexual infantil?

La educación sexual es clave. El especialista plantea que si en el hogar los niños no reciben educación sexual, la recibirán de su propio entorno, de manera informal. De amigos, de contenido multimedia, de la pornografía.

Señala que la principal falla de la educación sexual que los niños reciben en sus colegios y hogares es que gira entorno solo a lo genital, a lo biológico-reproductivo solamente.

Es necesario que, desde preescolar -y con herramientas pedagógicas- se comience a hablar del tema, y se debe enseñar a los menores de edad a diferenciar entre caricias afectivas y caricias sexuales, lo que está bien, y lo que no, tomando en cuenta que el abusador siempre buscará entablar un vínculo afectivo con el niño.

Que sepan identificarlas para no aceptarlas es fundamental. “Eso no les quita inocencia”, señaló.

En 80% de los casos de abuso sexual infantil, los abusadores son personas vinculados con la víctima, es decir, es un miembro cercano de su familia, de amigos de la familia, e incluso del colegio.

Misle explica que, desde temprano, los niños deben aprender que no todas las personas son de confianza. Señala que no se les debe obligar a abrazar o besar a otra persona si no se sienten cómodos.

“Eso les envía un mensaje de que está bien decir que no, y no acceder cuando no se sienten cómodos con algo”, advirtió.

En una era en la que los niños también son nativos digitales, se les debe enseñar que no toda persona tiene la edad que dice tener, ni el género que dice tener, ni la intención que dice tener en redes sociales. Además, la familia debe evitar que los niños se expongan a la red hiper sexualizados.

Lea la nota completa en Correo del Caroní

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