Carlos Silva: Mandela en Rusia

Alexéi Navalny -una piedra en el zapato del Kremlin- sigue representando un desafío directo para Vladir Putin, que ahora se arriesga a convertirlo en un mártir político y exponerse con ello a más sanciones de Occidente.

Carlos Silva / El Nacional

Estados Unidos y la Unión Europea condenaron la sentencia del martes 22 de marzo contra Navalny a nueve años de cárcel en una colonia penitenciaria de “régimen estricto”, esta vez por fraude y desacato a un magistrado pero con la traza de  veredicto con motivaciones políticas digitado por Putin.

Washington afirma que el fallo busca silenciar las voces disidentes en Rusia y ocultar la agresión contra Ucrania desatada el jueves 24 de febrero. Pero curiosamente Estados Unidos y la UE no han condenado -ni mucho menos sancionado- a los aliados de Putin en los negocios sucios de la conexión rusa y en el crimen de guerra, entre ellos las mafias que secuestraron las instituciones en Venezuela mediante la trampa electoral.

El propio Putin se hizo aprobar el primero de julio de 2020 una reforma constitucional para perpetuar su control sobre Rusia prácticamente de por vida. En realidad no hubo  duda entonces acerca del resultado del “referéndum”: el legislativo había aprobado las reformas a comienzos de ese año y la nueva constitución ya estaba en venta en las librerías.

Frente a ese régimen corrupto y con uno de los aparatos de represión más crueles del mundo es que se alza la voz de Navalny, un enemigo feroz que Putin no ha podido deblegar ni siquiera con armas químicas, como en agosto de 2020 cuando envió a Siberia un escuadrón encubierto  que lo envenenó con una droga usada en pesticidas.

Pero la figura más prominente de la oposición en Rusia se repuso en Alemania y regreso cinco meses después. Desde la cárcel, el martes 19 de enero de 2021, hizo publicar un video sobre el palacio de más de 1.200 millones de dólares que Putin ordenó construir a orillas del mar Negro,  parte de una historia turbia de sobornos y entramado de empresas fantasmas y de financiación que involucran a un club de íntimos del jefe del Kremlin que ahora nomás está descubriendo Occidente.

Navalny se erige también -aun desde la prisión- como una de las voces más críticas con las tonterías seudohistóricas  que el “zar loco”  emplea como excusa para su guerra de agresión contra Ucrania. “Putin tiene miedo de la verdad”, dice.

Y Putin, que pretendía ignorar a  su adversario formidable en Rusia, corre el riesgo de convertir a Navalnypremio Sájarov 2021 de defensa de la libertad de conciencia- en una figura similar a Nelson Mandela.

Share this post:

Noticias Recientes

El Espectador de Caracas, Noticias, política, Sucesos en Venezuela