El papa Francisco enviará desde mañana a Pekín al cardenal Matteo Zuppi, a quien el pasado mayo encargó una misión de paz en busca de «iniciativas humanitarias» y «caminos» que favorezcan la paz en Ucrania.
La misión del purpurado y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana tendrá lugar desde mañana 13 de septiembre hasta el viernes 15, según anunció hoy la Santa Sede en un escueto comunicado.
«La visita constituye un nuevo paso en la misión deseada por el papa para apoyar medidas humanitarias y buscar recorridos que puedan conducir a una paz justa», se lee en la nota.
Zuppi estará acompañado por un oficial de la Secretaría de Estado vaticano.
El pasado mayo, el pontífice argentino instauró una misión de paz para buscar iniciativas que «contribuyeran a reducir las tensiones en el conflicto en Ucrania» y se la encargó a este purpurado reconocido mediador y también arzobispo de Bolonia (norte).
En estos meses, Zuppi ha viajado a Ucrania para reunirse con su presidente, Volodímir Zelenski, y después voló a Moscú, donde fue recibido por el presidente de la Federación Rusa para asuntos de política exterior, Yuri Ushakov, y la comisionada presidencial para los Derechos del Niño en Rusia, María Lvova-Belova.
Y mantuvo un encuentro «fructífero» con el influyente patriarca ruso Cirilo (En 2016 Francisco fue el primer papa en reunirse con el jefe de la iglesia ortodoxa rusa en un milenio, desde el cisma del año 1054).
Asimismo, el pasado julio, el emisario pontificio acudió a Washington para verse con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
Ahora Zuppi encara una misión en Pekín, en pleno proceso de deshielo en las relaciones entre la Santa Sede y China, interrumpidas desde 1951 tras el ascenso del comunista Mao Zedong pero aliviadas desde 2018 con un controvertido acuerdo para consensuar el nombramiento de obispos en el gigante asiático.
El Vaticano no ha especificado la agenda del cardenal Zuppi ni de qué nivel serán los encuentros que mantendrá en Pekín.
El papa Francisco continúa denunciando la guerra en Ucrania en cada una de sus apariciones públicas, aunque con un tono cauto que ha soliviantado a menudo a la parte agredida, Ucrania.
La última polémica surgió cuando el pasado 25 de agosto el papa se dirigió por videoconferencia a los jóvenes católicos reunidos en San Petersburgo y les dijo que eran «descendientes de la gran Rusia», unas palabras propias de la propaganda del nacionalismo del Kremlin.
«Sois descendientes de la gran Rusia: la gran Rusia de santos, gobernantes, la gran Rusia de Pedro I, Catalina II, ese imperio, grande, ilustrado, de gran cultura y gran humanidad», dijo el papa.
La decepción en Ucrania se debía a que, en el país invadido, consideran que los dos gobernantes rusos del siglo XVIII mencionados por Francisco desempeñaron un papel clave en la supresión de la autonomía de los territorios ucranianos en el imperio.
Con información de EFE
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