El Parlamento búlgaro ha aprobado hoy sumarse a los países que envían ayuda militar a Ucrania para que se defienda de la agresión rusa, una cuestión que ya provocó divisiones en la anterior coalición de Gobierno y que puede dificultar también la formación de un nuevo Ejecutivo.

La moción respalda esos envíos bajo «los esfuerzos de la comunidad internacional para ayudar a las víctimas de la agresión» y pone como condición que no debilite las capacidades militares del país.

Un total de 175 diputados de partidos que se califican como europeístas y de una pequeña formación pro rusa apoyaron la moción, que fue rechazada por 49 escaños del Partido Socialista Búlgaro y la ultranacionalista, Vazrazhdane, más una abstención.

El documento prevé que dentro de un mes el Gobierno presente al Parlamento una propuesta concreta de qué tipo de armamento se facilitará a Ucrania, y que al mismo tiempo se negocie con la UE y la OTAN, a las que Bulgaria pertenece, el reemplazo de antiguos equipos soviéticos por modernos sistemas.

Bulgaria es uno de los pocos países de la Unión Europea y de la OTAN que no ha ayudado con armas a Ucrania, aunque las ventas de su industria armamentística se han disparado desde que comenzó el ataque ruso a finales del pasado febrero.

Alexander Mihailov, ex director de la empresa estatal de venta de armas Kintex, aseguró recientemente al portal Euractiv que desde que comenzó la guerra en Ucrania las importaciones de armas han supuesto unos 2.000 millones de euros, el doble que en los años récord de 2016 y 2017.

Ese material bélico llegaría a Ucrania indirectamente, a través de Polonia y Rumanía.

Bulgaria dispone de un gran arsenal de municiones de fabricación soviética que pueden ser usadas por el Ejército ucraniano.

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