Brian Fincheltub
La reciente designación de Venezuela al Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) por parte de la administración del presidente Joe Biden, representa un verdadero alivio para cientos de miles de venezolanos que vinieron a Estados Unidos escapando a la tragedia socialista. Pero también demuestra que nuestra nación, sin importar qué agrupación política dirija las riendas de la Casa Blanca, sigue siendo un tema prioritario para el gobierno estadounidense. Un tema que lejos de limitarse a la sola política exterior, hoy también se convierte en un asunto de política interna, como de hecho se ha convertido la masiva migración venezolana para prácticamente todo el continente.
Aunque la realidad es suficientemente grave para permanecer indiferentes, esta medida es el resultado del trabajo conjunto, en primer lugar, de la comunidad venezolana en Estados Unidos, con quienes he tenido la oportunidad de conversar en varias ocasiones y puedo dar fe del admirable trabajo de organización que han logrado para construir redes de solidaridad y ayuda con nuestros connacionales. También de todo el equipo de la Embajada del gobierno legítimo de Venezuela, quienes siempre entendieron que era primordial entablar buenas relaciones con todos los sectores políticos en Washington y garantizar que Venezuela siga siendo unos de los temas donde hay consenso bipartidista. A Estados Unidos siempre le estaremos agradecidos, por tomar la decisión correcta que hoy beneficia a cientos de miles de venezolanos que en su mayoría están acá no porque quieren, sino porque representan muchas veces la garantía de supervivencia de su familia en Venezuela.
La designación de un país al TPS significa que Estados Unidos reconoce que, en las condiciones actuales, las personas de dicho país no pueden regresar a casa de manera segura. Estas condiciones pueden ser, por ejemplo, una guerra o un desastre natural. De allí que en la lista de naciones que también han sido designadas con el mismo estatus figuran Siria, Yemen, Sudán del Sur y Haití. Venezuela se une al grupo por representar la tragedia humanitaria más grande que haya vivido nación alguna sin sufrir un desastre natural ni contar con un conflicto armado declarado. Una tragedia humanitaria causada por la imposición del modelo socialista y el saqueo de un país por una élite corrupta que pulverizó los indicadores macroeconómicos que ubicaban a Venezuela entre las naciones más prósperas de la región antes de la irrupción del chavismo.
Debo decir que ver a Venezuela en esta lista no me llena precisamente de orgullo, más allá de que me alegre por tantos miles de venezolanos honestos que mientras dure esta protección podrán continuar sus vidas en suelo estadounidense sin miedo a ser deportados, teniendo derecho a un Documento de Autorización de Empleo (EDA, por sus siglas en inglés). Personalmente, hubiese preferido vivir la época donde era nuestro país el que recibía migración de todas partes del mundo y cuando nuestro pasaporte nos abría puertas y no nos las cerraba como sucede hoy. Pero son los tiempos que nos tocaron afrontar y lejos de desmoralizarnos, queda de nosotros levantar no solo nuestro gentilicio, sino trabajar desde nuestro espacios para que todos y cada uno de los venezolanos que quiera regresar a Venezuela lo haga sin miedos y sabiendo que serán recibidos con los brazos abiertos.
Se estima que aproximadamente 323.000 venezolanos pudieran ser elegibles para al TPS. Esto significa también un poderoso mensaje enviado por la administración Biden al resto del mundo, principalmente Latinoamérica, donde se ha concentrado la mayor parte de la migración venezolana. Una que por cierto vive en condiciones de mayor vulnerabilidad que las que se pudieran vivir en otras latitudes. Venezolanos que también necesitan protección y que no exigen un estatus de privilegio, sino un trato igualitario, que les permita obtener un empleo, no por representar mano de obra barata, sino porque así lo permitan sus calificaciones profesionales. Los venezolanos no escapamos para robarles oportunidades a otros, salimos a creárnoslas con esfuerzo y dedicación. El respeto de las leyes debe ser nuestro norte para lograr lo que queremos, seamos nosotros mismos los primeros en condenar a quienes delinquen, pero también los primeros en rechazar la generalización que cruza los límites de la estigmatización y la xenofobia y pretende meternos a todos en el mismo saco. Los venezolanos vamos a superar esta etapa y con trabajo vamos a continuar buscando razones para sentirnos orgullosos de donde venimos.
Atención: Si vives en Estados Unidos y tienes cualquier pregunta sobre el TPS, escríbenos a Serviciosconsulares@us.embajadavenezuela.org. Estamos a la orden para orientar a todos nuestros hermanos venezolanos en este proceso.