Bogotá consolidó la segunda flota de vehículos eléctricos más grande de América Latina, superada solamente por la de la ciudad chilena de Santiago; con la recepción de 120 autobuses eléctricos de la empresa china BYD para el sistema masivo de transporte Transmilenio.
El acto de entrega se realizó con la presencia de la alcaldesa de la capital colombiana, Claudia López. En un patio taller ubicado en el sureste de la ciudad, donde se acondicionan los puntos de recarga para abastecer de electricidad a todos los vehículos de la flota.
Los 120 autobuses, que entrarán en operación el 26 de diciembre, forman parte de una compra realizada a la empresa china BYD de un total de 470 que llegarán para contribuir a la reducción de contaminantes en la capital colombiana.
Los autobuses entregados cuentan con altos estándares de tecnología y comodidad para el usuario. Implementando novedades como servicio de wifi, cámaras inteligentes para monitorear tanto al conductor del vehículo como a los usuarios. Además, cargadores de USB para dispositivos móviles y botón de pánico para emergencias.
«Estos buses son 100 por ciento eléctricos. Tienen 300 kilómetros de autonomía y cuentan con un novedoso sistema inteligente de cámaras, espacios y plataformas de acceso para personas con discapacidad; sin duda prestarán un excelente servicio a la ciudadanía de Bogotá», dijo a Xinhua Lara Zhang, gerente regional de BYD para América Latina.
«Hoy tenemos, además de esta flota, 64 buses nuestros operando en Medellín, y otras flotas más pequeñas en Cali y Manizales. Nos alegra contribuir a que Bogotá sea hoy líder en movilidad eléctrica y un servicio limpio de transporte», agregó López. Con la compra de estos vehículos, la capital colombiana completa un total de 889 autobuses con esta tecnología.
De los 120 entregados durante la jornada, 60 son tipo «padrón», con capacidad para 80 pasajeros, y 60 tipo «busetón», con capacidad para 50.
Los autobuses de BYD fueron fabricados en sus plantas de producción de las ciudades de Nanjing y Hangzhou de China, y llegaron a Bogotá después de entrar al país por el puerto de Buenaventura, en el Pacífico colombiano.
