23 de noviembre de 2024 9:27 AM

Bernardo Kliksberg: ¿Qué pesa más en la pandemia?

Una pregunta central respecto a la Pandemia es ¿qué factores llevan a tasas de víctimas mayores en algunos países que en otros?. Ciertas hipótesis usuales fallan. Por ejemplo, se correlacionan las víctimas con pirámides demográficas más avejentadas. Pero cómo encaja en eso el caso del Japón. Es una de las Naciones con mayor cantidad de gente de edad. El 28% de su población tiene más de 65 años. El porcentaje triplica el promedio mundial que es el 9%. Y sin embargo es un país con una de las tasas de víctimas fatales menores per cápita del mundo.

La influyente revista The Economist, plantea que múltiples investigaciones evidencian que la correlación más fuerte con alto número de muertes, está en el nivel de desigualdad de los países.

Así en EEUU una simulación estadística del especialista Youyang Gu, sobre la incidencia de 41 variables en los fallecimientos por Covid-19 en los estados, encontró que la desigualdad era la que tenía el mayor impacto.

La misma correlación se da en Europa. Las muertes son pocas en los países más igualitarios del mundo, los nórdicos. Francia que es más igualitaria que Gran Bretaña, tiene menos decesos que la segunda. El coeficiente Gini que mide la desigualdad es en Francia, de 0.29 y en Gran Bretaña de 0.34.

A nivel mundial un estudio de McGill University sobre 84 países encontró que un aumento de un 1% en el Gini de desigualdad, aumenta en un 0.67% la tasa de mortalidad del Covid-19. Otro de Stanford University en condados de EEUU concluyó también que a más alta desigualdad en los mismos mayores víctimas.

¿Cómo operan estas relaciones? Para The Economist por tres vías principales. Una son las condiciones prexistentes de salud. Si hay factores característicos de los más afectados por las desigualdades, como nutrición insuficiente, obesidad, ingresos bajos, desocupación, discriminación por racismo, y otros similares, aumenta la vulnerabilidad ante el virus.

Otra vía son las relaciones de trabajo. Si los trabajadores tienen fuertes organizaciones como en Francia, o los escandinavos, las protecciones a los trabajos esenciales, que son los más expuestos, serán mayores.

Una tercera vía es el capital social. En áreas muy desiguales las personas desconfían de los extraños, y tienen baja conciencia cívica. Eso reduce su interés en cumplir con las medidas de control.

Un nuevo y muy completo informe del PNUD/ONU “Atrapados entre la desigualdad y el bajo crecimiento” muestra que la correlación funciona intensamente en América Latina. Es la región más desigual de todas. 105 personas poseen 500.000 millones de dólares, y del otro lado el 20% de la población está en riesgo alimentario. Por su inequidad a pesar de ser solo el 9% de la población mundial, tiene el 33% de las muertes por Covid-19. Con un 40% de pobres, la vulnerabilidad es muy alta. Hay más de 120 millones hacinados en viviendas precarias. Todo favorece en ellas la polución. En México por ejemplo, hay 5 millones de viviendas donde se cocina con leña o carbón. En Brasil 100 millones no tienen instalaciones sanitarias adecuadas.

Estructuras igualitarias, como entre otras las de la salud y la protección social en Israel, las políticas inclusivas en Nueva Zelandia, la igualdad de género en los nórdicos, están en base de su minimización de las muertas por pandemia. Trabajar en América Latina y el mundo por reducir desigualdad es viable y decisivo para bajar las 7 muertes por minuto que genera la pandemia. Urge hacerlo.

El Universal

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