El té es una bebida estimulante con una historia milenaria y una de las más populares en el mundo (de hecho, es la segunda más consumida en el mundo según datos de las Naciones Unidas). Y aunque muchos de sus efectos positivos sobre la salud humana se conocen desde hace mucho, la ciencia no deja de descubrirle nuevas propiedades.
Por: El Espectador de Caracas con información de 20Minutos
Menor mortalidad por cualquier causa
Ahora, un estudio de gran cohorte publicado en el medio especializado Annals of Internal Medicine ha encontrado que el consumo diario de dos o más tazas de té negro se asocia a un menor riesgo de mortalidad por cualquier causa.
Los autores han llegado a esta conclusión después de analizar los datos registrados en la encuesta UK Biobank de casi medio millón de personas con edades comprendidas entre los 40 y los 69 años. Concretamente, la base de datos contiene información en profundidad sobre la genética y la salud de estas personas, incluyendo hábitos de consumo del té como la frecuencia o los aditivos añadidos. El intervalo seleccionado para esta investigación va desde el año 2006 hasta el año 2010.
Aunque algunos de los participantes reportaron no beber té, si tenemos en cuenta que se trata de ciudadanos del Reino Unido (donde el té negro es una bebida típica) no es difícil deducir que una buena parte de ellos sí que lo consumía habitualmente. De hecho, había incluso quienes llegaban a consumir hasta 10 tazas diarias.
Estilos de vida diferentes
Con esta metodología, encontraron que los consumidores habituales de té tenían menos probabilidades de haber muerto por cualquier causa en el periodo estudiado, destacando algunas como las enfermedades cardiovasculares, cardiopatías isquémicas o el ictus.
Como es lógico, estos resultados ofrecen una perspectiva emocionante sobre el consumo de té, y apoyan la extendida noción de que habituarse a su consumo es positivo para nuestra salud. Sin embargo, es importante tener en cuenta algunas limitaciones de este trabajo.
Al fin y al cabo, se trata de un estudio puramente observacional, por lo que no es posible extraer una conclusión de causalidad entre el consumo frecuente de té y la reducción de la mortalidad.
Incluso, es importante no perder de vista que, pese a que los autores trataron de controlar algunos factores dietéticos, las personas que habitualmente disfrutan de esta bebida tienden a diferir significativamente de quienes no lo hacen en varios aspectos claves de estilo de vida.
Por ello, antes de recomendar el uso de té con el propósito específico de reducir la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, señalan los investigadores, es importante llevar a cabo ensayos clínicos aleatorizados centrados concretamente en esta relación.