La sauna se ha popularizado como una alternativa para la relajación; sin embargo, más allá de esto, parece tener otros beneficios sobre la salud. Según un artículo en Havard Health Publications, es una terapia segura para la mayoría de las personas; aún así, es conveniente tomar precauciones.
Por: El Espectador de Caracas con información de Mejor con Salud
Por lo general, la sauna se toma después de pasar por una sesión de nado, o bien, como parte de las sesiones de los spas. Aunque se han encontrado efectos positivos a nivel cardiovascular y muscular, no es adecuada para todos. ¿Qué dicen las evidencias? ¿Cuándo evitarla?
Tipos de sauna
La sauna tradicional consiste en una habitación, normalmente con paredes y asientos de madera, en la cual hay un horno o unas piedras calientes que despiden calor. Dicho calor suele ser seco y deja un nivel de humedad entre un 10 y 20 %.
Sin embargo, dependiendo del país, la sauna puede ir cambiando en función de los niveles de humedad, más o menos altas. Por ejemplo, las turcas suelen tener más nivel de humedad comparadas con las filandesas tradicionales. Además, es posible observar otra diferencia en el suministro del calor.
- Leña: la madera se puede utilizar para calentar la sala y producir altas temperaturas y niveles de humedad bajos.
- Calor eléctrico: emplean un calentador eléctrico, por lo general conectado al piso. Su acción es similar a una sauna calentada por madera.
- Sauna de infrarrojo: en vez de calentar toda la sala, este tipo de sauna calienta solo el cuerpo de la persona, a través de ondas infrarrojas. Alcanza temperaturas inferiores que las otras dos salas, pero producen la misma cantidad de sudor.
- Baños de vapor: son diferentes a la sauna, porque el calor no es seco, sino húmedo. Se suda porque hay mucha humedad.
¿Para qué sirve la sauna?
Los seres humanos somos homeotermos, es decir, la variación de temperatura externa no nos suele afectar. Esto se debe a que el cuerpo tiene mecanismos que le permiten mantener su temperatura interna en niveles estables.
Una vez dentro del sauna, dichos mecanismos salen a flote, ya que hay un aumento de la temperatura exterior. Entonces, el cuerpo actúa de la siguiente manera:
- Vasodilatación cutánea: hay un aumento del diámetro de los vasos de la piel. Esto permite que haya más flujo sanguíneo en ella y que la sangre pueda estar más en contacto con el exterior. Gracias a ello, se puede eliminar el calor hacia el medio exterior.
- Aumento de la sudoración: por los poros de la piel, se expulsan pequeñas cantidades de agua y sales para refrescar el cuerpo. Además, se eliminar el calor mediante la evaporación.
- Aumento de la frecuencia cardíaca: el corazón expulsa sangre más rápido y aumenta el flujo sanguíneo cutáneo.
- Aumento de la respiración: incrementa la evaporación de agua que humedece las vías aéreas y disipa el calor.
Así pues, podemos observar que la función principal de la sauna es aumentar el calor corporal para que se activen todas estas vías de regulación. Pero, ¿qué se logra con todo esto?
Beneficios de la sauna para la salud
Activar todos los mecanismos antes explicados hace que nos sintamos más relajados y en calma. La circulación sanguínea aumenta y proporciona alivio a los músculos tensionados, sobre todo, del cuello y la cabeza.
Esta relajación puede verse intensificada si en las sesiones de sauna se practican ejercicios de meditación. Además, este estado de calma puede persistir en el tiempo, lo que ayuda a dormir mejor.
¿Es cierto que mejora la salud cardiovascular?
Diferentes estudios exponen que, debido a la vasodilatación que se produce en el cuerpo por el aumento de calor, la sauna puede tener un cierto beneficio en personas con hipertensión. Además, se ha visto que puede mejorar la fuerza con la que el ventrículo izquierdo del corazón expulsa la sangre en pacientes con insuficiencia cardíaca crónica.
Sin embargo, se siguen necesitando más estudios para poder determinar una clara relación entre la sauna y su efecto en la incidencia de enfermedades cardiovasculares. Aún así, en 2014 se publicó un estudio en el que se evalúa esta relación.
En la investigación, publicada en la revista médica JAMA Internal Medicine, 2315 hombres de mediana edad del este de Finlandia fueron estudiados durante casi 20 años. Se separó a los participantes según la frecuencia con la que iban al sauna, y después se evaluó si durante este período padecían alguna alteración cardiovascular.
Al final, se determinó que la sauna era un factor protector de las enfermedades cardiovasculares de cualquier tipo en la población masculina. No obstante, el estudio hace hincapié en que aún se necesita hacer más investigación sobre este tema. Además, aún siendo beneficioso, no se trata de un tratamiento de primera elección.
¿La sauna puede disminuir el riesgo de Alzheimer?
El mismo estudio de Finlandia, aparte de observar las enfermedades cardiovasculares, también se analizó la incidencia de demencia en los 2315 hombres voluntarios.
Los hombres que iban a la sauna 2 o 3 veces por semana reducían un 22 % el riesgo de demencia y un 20 % el de tener alzhéimer. No obstante, los hombres que iban 4 a 7 veces por semana a las sesiones, tenían una disminución del riesgo de casi el 65 % en ambas enfermedades neurodegenerativas.
A pesar de estas conclusiones, el estudio no aprueba que la reducción sea significativa, porque puede que haya otros elementos relacionados, como que los pacientes con demencia no suelen utilizar las saunas.
Otros posibles beneficios de la sauna
Una revisión en el American Journal Medicine explica los diferentes beneficios asociados a la sauna. No obstante, concluye que son necesarias más investigaciones y ensayos para llegar a hacer afirmaciones sobre los mismos.
- Aunque la sauna cause expulsión de líquidos, no produce deshidratación en la piel. Al contrario, puede ser beneficiosa en pacientes con psoriasis. No obstante, en dermatitis atópicas, el sudor puede empeorar síntomas como el picor.
- Como la sauna promueve la relajación, el cerebro percibe menos el dolor. Por tanto, en enfermedades como la artritis reumatoide sirve como coadyuvante para calmar el dolor y la movilidad de las articulaciones.
- Gracias a la humidificación de las vías aéreas, produce un alivio en los síntomas de pacientes con asma y bronquitis crónica.
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