23 de noviembre de 2024 12:52 PM

Beltrán Haddad: El revolcón judicial

Beltrán Haddad

Muchos comentarios han suscitado las declaraciones del Presidente Maduro de emprender una revolución del sistema de justicia. Uno de ellos fue publicado en este diario Últimas Noticias. Decía: “A cambiarlo todo Diosdado, un revolcón”. En verdad el contenido suena bien entonado, y lo digo porque la crisis del sistema de justicia no es de ahora, ha tenido una larga duración y es un problema estructural que no ha cambiado en nada y hoy precisa de ese revolcón que reformule el papel de la justicia. Lo contrario es engañarnos nuevamente, pues, maquillar el viejo sistema de justicia con soluciones inmediatistas, como el “plan cayapa” para descongestionar cárceles, por ejemplo, y no plantear un nuevo proyecto para resolver la conflictividad, la pérdida de la legalidad o la permanencia de esa estructura jurisdiccional con los vicios de siempre, es no hacer nada.

Esta oportunidad no se puede perder. No basta con decir que el problema está en el retardo procesal y en el hacinamiento carcelario. Es necesario precisar las causas de la crisis del sistema de justicia y no señalar únicamente las consecuencias. Hay que hablar de políticas, planes y lineamientos para la transformación del sistema, teniendo en cuenta las prioridades, entre ellas, la creación de una verdadera Escuela de la Magistratura con sus programas académicos de formación y capacitación de jueces y demás componentes del sistema, la especialización judicial y la ética del juez como lo esencial de esa enseñanza; de igual manera, los concursos de oposición públicos para el ingreso a la carrera judicial y el ascenso de los jueces, tal como lo manda la Constitución (art. 255) y no crear jueces itinerantes al margen de ella.

No es suficiente la lucha contra la vieja corrupción judicial, es necesario acabar con la nueva y, lo más importante, sacar a esos jueces y fiscales que negocian la justicia. Ellos no creen en la ley, no creen en la revolución y sentencian con “justicia tarifada”. Con respecto al retardo procesal, el mismo tiene sus causas, pero existe una muy notoria cuando se actúa en un nuevo sistema procesal con la mentalidad puesta en otro, arraigado en el pasado de una justicia arbitraria, lenta y exclusivamente escrita, incompatible con la oralidad que es el centro de una dinámica procesal en función de la celeridad. Por eso, y otros cuestionamientos, es necesario el revolcón y comenzar a cambiarlo todo.

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