Colombia asiste a un intenso debate que tiene como eje la diatriba que siempre ha existido entre la política gubernamental de regular el consumo de marihuana entre adultos contrapuesta a la estrategia de continuar la estrategia de la criminalización de su utilización por los particulares.
En julio de este año el presidente Iván Duque había firmado un decreto autorizando la exportación de flor seca de cannabis y la fabricación de textiles, alimentos o bebidas hechas con esta base, así como la exportación de la planta con fines medicinales. A partir de allí las redes sociales tomaron el tema con la pasión que las caracteriza y el hashtag #HoraDeRegular consiguió poner la polémica de las drogas, no solo de la marihuana, en el candelero.
Y así es como, de nuevo, dos tesis se disputan el apego de la ciudadanía colombiana: la de la prohibición de las drogas, contrapuesta a la de la prevención de su utilización. De lado y lado se han estado sumando personalidades influyentes que apoyan proactivamente una y otra manera de ver el consumo. “Prohibir solo ha conseguido que el negocio del narcotráfico se haya fortalecido notablemente”, dicen unos, mientras otros consideran que lo que debe abrazarse en el mundo entero es una estrategia convenida de educación de la población para conseguir el descarte espontáneo del uso individual de sustancias narcoactivas.
Ocurre que esta polémica –la del consumo de marihuana, que no así la del consumo de coca– para los ciudadanos colombianos tiene una vertiente económica, lo que no hace sino complicar las cosas. Para los interesados es imprescindible que su país pueda acceder al segmento de mercado más grande y rentable de la industria del cannabis medicinal. En ello razón no les falta. Estos cultivos son lícitos desde el año 2016.
El caso es que no es posible soslayar que Colombia puede llegar a convertirse en una potencia en lo relativo a la producción de marihuana con fines medicinales. Uno de sus adalides resulta ser Metódica Consulting, la empresa de Martín Santos, hijo del expresidente Juan Manuel Santos. Y el padre apoya por igual la misma tesis.
No es poca cosa que los dos titanes de la dinámica colombiana, Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe, hoy contendores políticos furiosos se hayan posicionado tajantemente frente al tema. El expresidente Uribe y hoy líder del partido Centro Democrático es de la tesis de que la legalización de la marihuana medicinal se convirtió en incentivo para su uso recreativo y que no le ha ido bien a los países que la han adoptado. El político considera que consumir marihuana lleva a usar otras drogas porque el consumidor va pasando de lo esporádico al vicio insuperable.
Aclarado el tema de la marihuana, es preciso acotar que el asunto que se debate en el Congreso de la República tiene que ver con otro tópico conexo con el de la marihuana, que es el del marco regulatorio a aplicar en el caso de la hoja de coca y sus derivados. En este caso, Congreso de la República ya tuvo lugar una primera discusión en la que salieron “·descretados” los defensores de la ilegalización del consumo. Esta es la primera ocasión en que esto ocurre desde que el debatido tema ha sido planteado ante los parlamentarios.
La inspiración del Proyecto de Ley esta vez es la de arrebatar a las estructuras criminales el control del mercado de la coca para reducir los daños asociados al narcotráfico, incluyendo la violación de los derechos de los cultivadores y de los consumidores. Con una orientación de salud pública, ya este instrumento lleva buena parte del camino legal andado y terminarán por superarse las reservas que siguen oponiendo los “prohibicionistas”.
Solo que un comienzo de la resolución del colosal problema de la producción y comercialización de cocaína no está cantado para mañana porque Colombia se encuentra atada de manos. El país es signatario de la Convención Única sobre Estupefacientes de Naciones Unidas que prohíbe tanto la comercialización de la coca como su cultivo y, asimismo, la legalización de la coca vulneraría otra Convención de Naciones Unidas que tiene que ver con el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicoactivas.
De aquí hasta que este escollo pueda ser superado deberán pasar muchas lunas. Por ello el tema de la prohibición del consumo de drogas versus su reglamentación y desestímulo, seguirá debatiéndose desde sus dos orillas y ante el mundo entero.