Parece increíble que a pesar de la distancia que separa a Venezuela de España, los ciudadanos de ambos países tengan esa misma condición.
Los de la península lo son de la soberbia política. El grupo que dirige los destinos del país fue derrotado en las últimas elecciones por los votantes pero, dado que se trata de un régimen parlamentario, visto que el adversario más votado no pudo obtener en el parlamento los votos necesarios para gobernar, le abre a sus contrarios las puertas para ello.
Para que eso sea posible, vista la actual composición de ese órgano producto del resultado electoral pero sobre todo de la inquina existente entre los distintos grupos políticos, es menester que el señor Sanchez, actual líder del PSOE, cuente con los votos de multiplicidad de partidos, en especial de aquellos que detestan el sistema en el cual de desenvuelven pero, con el mayor desparpajo, exigen como contraprestacion a su voto, las condiciones más impensadas, las cuales parece se le otorgaran sin rubor ni protesta efectiva alguna.
Así pareciere que el PSOE, por su ambición de continuar en el gobierno, será capaz de sacrificar cualquier principio que anteriormente esbozó, llegando a acuerdos que pudieren afectar la integridad de la nación, conviniendo contraprestaciones económicas más favorables con los representantes de las comunidades que por el votarían las cuales se les niegan a las que dirigen sus contrarios y poniendo en entredicho el sistema judicial y político del país acordando una amnistía que hasta dirigentes históricos de su partido rechazan.
Mientras eso ocurre en España, en nuestra tierra los venezolanos somos rehenes de un gobierno dirigido por un partido político que teme entregar el poder y por ello, hace cuanta marramucia cree conducente para impedirlo, valiéndose para ello de todos los poderes públicos nacionales, dado el control que ejerce sobre los mismos.
La diferencia entre lo que ocurre en ambos países, quizás estriba en que, en España, no hay investigación penal internacional abierta por delitos previstos en el Estatuto de Roma, como si ocurre con nuestro país, contra la dirigencia de este. Ello es lo que sin duda complica la solución venezolana y que origina que la misma se mantenga en la situación en la cual se encuentra pues, hasta tanto no se consiga una fórmula que permita resolver esa coyuntura, poco se avanzará, fórmula está que pasa por acordar una justicia transicional.
En condiciones normales, pudiere afirmarse que el problema que afrontan nuestros dos países tendría un mecanismo válido y expedito para resolverlo, las elecciones, pero ello lamentablemente no es posible en la actual circunstancia pues, en el caso español pareciere que en el PSOE hay una absoluta correspondencia entre lo que piensa el señor Sanchez y quienes dirigen el partido en las comunidades autónomas y alli, hasta ahora, muy pocas voces de la dirigencia actual ha protestado contra lo que ocurre y afecta por demás los valores que hasta ahora ha defendido en ese país el partido socialista y en el caso venezolano, lo impide la inseguridad del día después para quienes por la vía electoral probablemente habrían de abandonar el poder si ello ocurriere sin acuerdos previos.
Bajo esas premisas entonces, españoles y venezolanos seguiremos siendo rehenes.
Gonzalo Oliveros Navarro
@barraural
Síguenos Telegram, Instagram y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones.
