Aurora Lacueva: Educación y economía

La educación parece haber quedado fuera de los planes económicos. Pero sin atenderla de forma adecuada ningún avance en la producción será posible más allá del corto plazo. Zonas económicas especiales, inversiones extranjeras, retorno de capitales nacionales, recuperación de capacidad industrial instalada… todo chocará más pronto que tarde con las limitaciones de una deficiente formación de la población. Es hora de que al más alto nivel de las decisiones sobre desarrollo económico se incorpore el tema del sistema educativo, desde el preescolar hasta el universitario. Porque se está dejando deteriorar todo ese sistema de una manera peligrosa, y cada vez se va a hacer más larga y difícil su recuperación. Después, todos pagaremos el descuido.

Sabemos que en los últimos años han abandonado el país muchos profesionales, técnicos y obreros especializados. Algunos seguramente regresarán si las condiciones mejoran, pero muchos no lo harán. En los próximos tiempos nos van a hacer gran falta y necesitaremos sustituirlos. ¿Dónde y quién formará a su relevo? ¿Va a bastar con quienes aprenden los rudimentos de una labor “mirando a otros”? ¿O con profesionales graduados “como sea”? Más a fondo, es impensable una economía próspera en el siglo XXI con una escuela de baja calidad, incapaz de ofrecer la formación de base que todos necesitan. Una escuela caracterizada por docentes en insuficiente número, poco preparados y mal pagados, planteles desprovistos de recursos y un estudiantado que no logra culminar los años de la educación obligatoria o si lo hace es con una preparación limitada.

Posiblemente el tema principal con relación a la calidad del sistema educativo sea el de la remuneración del profesorado. No se puede tratar a las y los docentes como si fueran parte de esos millones de empleados públicos que ahora es imposible seguir sosteniendo y hay que tratar de reubicar. Al revés: urge retener a tantos educadores que hoy se ven obligados a dejar las aulas en búsqueda de ingresos que les permitan vivir. Cuadrar las cuentas del presupuesto nacional rebajando sueldos y primas al magisterio quizás parezca una solución a las urgencias del momento, pero no hace sino acrecentar el desmoronamiento de nuestro sistema educativo. Hay que buscar otras vías y proteger a las y los docentes.

Twitter: @AuroraLacueva

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