22 de noviembre de 2024 1:23 AM

Anxiolíticos y antidepresivos: diferencias y usos explicados

En los últimos años, la salud mental ha ganado una atención sin precedentes, impulsada por un notable aumento en las tasas de depresión y ansiedad, a nivel mundial. A la par, los términos ‘ansiolíticos’ y ‘antidepresivos’ empezaron a emplearse con más regularidad, pero no siempre con la suficiente claridad.

Aunque ambos tipos de medicamentos desempeñan un papel relevante en el tratamiento de trastornos emocionales y psicológicos, su funcionamiento y objetivos son distintos. Y si bien se requiere receta médica para obtener una opción u otra, muchas personas dudan de cuál es la mejor opción para su caso.

Para resolver las inquietudes al respecto, a continuación abordamos— de forma detallada— cuáles son las diferencias claves entre ansiolíticos y antidepresivos. Te contamos cómo funcionan, cuáles son sus usos específicos y qué factores hay que considerar para elegir el más adecuado de acuerdo a cada situación.

¿Para qué se utilizan los ansiolíticos?

Son medicamentos usados para aliviar los síntomas de la ansiedad. Su propósito es reducir la sensación de angustia, preocupación y tensión que caracteriza a este trastorno. En sí, intervienen sobre el cerebro y el sistema nervioso central para reducir la excitabilidad neuronal, modular la actividad de ciertos neurotransmisores e inducir a la calma.

Tipos de ansiolíticos

Existen varios tipos de ansiolíticos, cada uno con un perfil único que se adapta a diferentes necesidades y situaciones clínicas. Están clasificados de acuerdo a su mecanismo de acción y propósito.

Benzodiazepinas

Agrupa opciones como el clonazepam (Klonopin), el diazepam (Valium), el alprazolam (Xanax) y el lorazepam (Ativan). Llevan a cabo su acción al potenciar la actividad del neurotransmisor GABA (ácido gamma-aminobutírico), considerado el principal inhibidor del sistema nervioso central.

Este interrumpe la transmisión de los impulsos nerviosos entre neuronas, lo que permite calmar la actividad cerebral excesiva. Aun así, su uso se reserva solo para episodios agudos de ansiedad o como tratamiento de corta duración. Esto debido a que tienden a causar dependencia, además de efectos secundarios como somnolencia, mareos y problemas de coordinación.

Buspirona

La buspirona (Buspar) no actúa sobre el sistema GABA; en lugar de esto, modula la actividad de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, determinantes para regular las emociones. A diferencia de las benzodiazepinas, no provoca sedación intensa o efectos eufóricos.

Se recomienda para el trastorno de ansiedad generalizada y no es eficaz contra el trastorno de pánico. Aunque no causa dependencia y sus efectos secundarios son menores en comparación con las benzodiazepinas, a veces provoca mareos, dolor de cabeza, náuseas y fatiga.

Antihistamínicos sedantes

Los antihistamínicos son medicamentos empleados para el tratamiento de las alergias y síntomas asociados. Sin embargo, opciones como la hidroxizina (Atarax), la difenhidramina (Benadryl) y la clorfeniramina (Chlor-Trimeton) actúan, de forma eventual, como ansiolíticos.

Su mecanismo de acción es el bloqueo de los receptores H1 de histamina en el cerebro, una sustancia química involucrada en la regulación del estado de alerta y la excitación. También tienen un efecto sedante que favorece el sueño y el alivio de la tensión en los pacientes ansiosos.

Ahora bien, su eficacia para tratar la ansiedad a largo plazo es limitada en comparación con otros tratamientos. Puede causar reacciones adversas como somnolencia, sequedad en la boca y problemas gastrointestinales.

Betabloqueantes

Opciones como el propranolol (Inderal) ayudan a interferir con la actividad de la adrenalina y la noradrenalina, hormonas involucradas en las respuestas físicas a la ansiedad. Así, favorecen el alivio del ritmo cardíaco acelerado, los temblores y la sudoración excesiva.

No abordan de manera directa las causas subyacentes de los trastornos ansiosos; pues no tienen efecto sobre el sistema GABA, ni sobre otros neurotransmisores asociados con la ansiedad. Sus efectos secundarios abarcan fatiga, mareos, síntomas gastrointestinales y frecuencia cardíaca baja (bradicardia).

¿Para qué se utilizan los antidepresivos?

Los antidepresivos son medicamentos que se emplean para el tratamiento del trastorno depresivo mayor, algunos trastornos de ansiedad, el trastorno de estrés postraumático, afecciones de dolor crónico, trastornos de la alimentación y algunas adicciones.

A diferencia de los ansiolíticos —que están diseñados para el alivio rápido y temporal de los síntomas de la ansiedad—, los antidepresivos tienen como propósito modificar el equilibrio de las sustancias químicas en el cerebro (neurotransmisores) a largo plazo, de modo que los pacientes puedan experimentar mejoras en el estado de ánimo más estables.

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