22 de noviembre de 2024 4:54 AM

Gonzalo Oliveros Navarro: Anticipación

Barra Plural 1092

Hace casi  dos años, el sábado 11 de junio de 2022 escribí este artículo que textualmente copio y titulé en su momento Disyuntiva. Esto escribí:

«Cuando a su casa llega una persona herida, el sentido común dice que usted debería llamar a un médico para que le atienda, por lo que solo un insensato haría la llamada, por ejemplo, a un explosivista para que afronte la situación.

En la actual situación venezolana uno observa que, dentro de la dirigencia política, cualquiera sea su posición,  coexisten los dos tipos de personajes. Unos cuyo único interés es cobrar las facturas pendientes por los agravios de los cuales buena parte del país ha sido víctima y otros que consideran que lo fundamental es sanar las heridas para que después que ello ocurra, con cabeza fría adoptar las decisiones más convenientes a los intereses de todos. 

Admito que entre los dos tipos de dirigentes, prefiero los segundos. El explosivista seguramente podrá acabar con alguno de sus victimarios pero como todo es un ir y venir, mañana, cuando estos retornen  al poder seguramente devolverán, con intereses, el trato recibido. 

Ciertamente que nadie puede garantizar que quien actúe como el médico no recibirá mañana una dosis de violencia por parte de quien sanó, pero mayor posibilidad de reinstitucionalizar en sana paz el país tiene el médico que el explosivista, dado que siempre se creerá que este construyó los poderes públicos a su imagen y semejanza para darle soporte institucional a su actuar.

Si se me pregunta quien es ese sanador de heridas, afirmaré que probablemente son pocos,  pero los hay y a ellos en lo personal apuesto para el retorno pleno de la democracia y la libertad en Venezuela. Los otros, a mi juicio, son también parte del problema y no de la solución.

Cada día falta menos para que se célebre en Venezuela la correspondiente elección presidencial y quienes creemos en la necesidad de retornar a la institucionalidad, en algún momento habremos de decidir entre los dos tipos de personajes que menciono a los efectos de dirigir ese proceso. Así,  es poco responsable no prepararse para ello.

Seguramente que alguno que me lee, partidario de los explosivistas criticará la posición que sostengo. Lo cierto es que la experiencia histórica es la de que,  quienes en esa posición están,  son más propensos a fracasar que los médicos, por el hecho que su actuar está siempre fundado en que su vista está puesta en el retrovisor, que no es el caso de los médicos. 

Ese enfermo llamado Venezuela requiere que sanemos  sus heridas y no que las ahondemos. En manos de quiénes en un futuro puedan elegir quedará que lo hagamos con quien pueda hacer lo primero y no lo segundo».

Como se ve, anticipé en el lo que hoy estamos viendo.

 La figura de un «medico» recorre el pais. Lo hace a través de terceros mientras el, habitualmente desde  Caracas transmite a otros partes de tranquilidad, informando que medicinas recetará para sanar al enfermo y las dosis respectivas, solicitando siempre  -eso sí-  que los destinatarios de sus indicaciones sigan las que se les transmiten muy especialmente las que se corresponden al 28 de julio próximo, a hoy, 60 dias exactos. 

Creo que si somos juiciosos, ese enfermo llamado Venezuela tendrá posibilidad cierta de sanación y con ella quienes a la misma queremos y añoramos.

Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural

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