17 de septiembre de 2024 3:58 PM

Gonzalo Oliveros Navarro: Ancianos

Ha demeritado el señor Maduro esta semana, sin nombrarlo directamente, a su mayor contendor por la edad de este. Lo hace una persona que ejerce la presidencia del país y que, en tal condición, creó un viceministerio para la atención de las personas que denigra, lo cual no deja de ser una Incongruencia indiscutible.

Denostar de una persona por su edad es hacerlo, en el fondo, de uno mismo pues, en palabras inolvidables de mi madre cuando mi hermano mayor hace casi 50 años lo hizo de un anciano que conducía muy despacio por la avenida principal de la urbanización Las Mercedes en Caracas y le dificultaba transitar a más velocidad, “donde el compró, todavía venden”, como ella acertadamente afirmó.

Tengo por los adultos mayores especial respeto, afecto y consideración. De ellos, mucho más que de los jóvenes, he aprendido en esta vida.

Creo que mucho bien le hace al país en la carrera presidencial la presencia de personas como el embajador Gonzalez Urrutia. Recuérdese inclusive que en columna como está celebré que, en su oportunidad, María Corina Machado hubiese propuesto como su sustituta a la profesora Yoris, no solo por sus dotes personales sino por su edad, compartiendo así, indirectamente, la crítica,que Humberto Calderón Berti le hizo a los principales dirigentes de la gestión Guaidó por sus opiniones respecto de ellos durante la misma.

En estos tristes 25 años de la vida política venezolana, una parte del país, en ese proceso de “osmelizacion” de la política, trató de inducirnos a pensar que los viejos para nada servían, que el presente, el futuro y el más allá de nuestra nación estaban en manos de jóvenes treintones o cuarentones y que quien excediera esa edad mejor se jubilaba.

Resulta que ninguno pudo lograr su objetivo, que la gran mayoría de ellos va por más allá de los 50 y subiendo y que es una concurrencia de factores, la que abrió la posibilidad de que el cambio, lo represente un septuagenario.

Para sacar a un país de una crisis como la que atraviesa Venezuela la experiencia es un factor fundamental y ella, sin duda, va aparejada a la edad.

Ciertamente que en la medida que los años pasan, por ley natural la salud declina más lo hace más fácilmente si de los recursos que deberían disponerse se carecen especialmente por el diseño y ejecución de una política pública de empobrecimiento general como es la que se ha desarrollado al interior de Venezuela, lo que repito, hace más aún incongruente la expresión manifestada desde el alto poder.

En ese sentido, respecto del tema salud y condiciones físicas, cada persona, su familia y sus amigos -los verdaderos- tienen una gran responsabilidad, máxime si se trata de quien en esa edad se encuentra, aspira dirigir los destinos de un país. La sola edad no implica decrepitud, de hecho los hay más jóvenes con ese problema y otros más, entre ellos la ruindad.

En esta etapa de la vida que los venezolanos están construyendo, como consecuencia de nuestra migración, la actuación de nuestros mayores, buena parte jubilados tal como Edmundo Gonzalez, será invaluable pues deberán cubrir ellos las vacantes que la diáspora inducida por quienes han dirigido el país, la mayoría menor de 60 años, generó.

Mientras unos llegan y otros se preparan, serán ellos, los jubilados y por ende adultos mayores, despreciados desde el poder, los que muy probablemente deberán con su trabajo, su talento y su generosidad, coadyuvar inicialmente en el rescate del país.

@barraplural

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