Alvin Lezama: La WWW es más que una página en internet

Mucha agua ha pasado debajo del río desde la invención de la internet ‒con Arpanet en 1969‒; desde el desarrollo por Tim Berners-Lee del protocolo http, en 1989 y el lenguaje de hipertexto,  html, en 1991, las bases de la naciente World Wide Web, la telaraña de alcance mundial; hasta llegar a hoy: a las redes sociales, los wikis, los blogs, las plataformas para la mediática compartida; la internet de las cosas, los vehículos autónomos, las prendas y ropa inteligente, los hogares y ciudades inteligentes, los dispositivos inteligentes;  la computación en la nube, todo como servicio ‒software, plataforma, infraestructura‒, arquitectura orientada a servicios, microservicios y orquestación o coreografía de éstos, redes abiertas, datos abiertos, etcétera;  la emergencia de los valores financieros digitales  y las transacciones digitales, la economía digital, economía Gig o economía colaborativa,  entre tantas otras formas novedosas de intermediación comercial y financiera. En todos estos cambios, el rol de la web es y ha sido protagónico.

Nos encontramos en un mundo social de vida digital ya establecido, que nos es “cotidiano y normal”, que compartimos simultáneamente con el mundo social de vida que se asienta en el territorio, nacional, local, dónde se sustenta nuestra vida biológica, el que nos provee de los satisfactores de nuestras: necesidades fundamentales ‒jerarquía de necesidades de Maslow, en especial las fisiológicas y de seguridad que están en la base de ésta‒, necesidades cognitivas y necesidades estéticas. Es un mundo social escindido en dos planos, dónde vivimos y experimentamos, paralelamente, nuestra realidad toda, que se mueve con dinámicas y que genera impactos diferentes.

Este mundo social digital tiene su  soporte en la tecnología de la world wide web, misma que ha evolucionado de la llamada web 1.0, la simple página web como interfaz de usuario a la internet; en la la web 2.0 o “web social” dónde se colabora, se comparte y se socializa con todo el mundo, en todo momento y a través de varias plataformas, dispositivos y formatos, la web que paso de ser medio a ser medio-espacio a la vez; en la web 3.0 o “web semántica” que no solo comunica sino que se propone  conversar con nosotros en lenguaje natural, que nos comprende;  y en la web 4.0, la internet que llaman contextual, una  internet que se adapta no solo al usuario sino a su contexto, dónde las máquinas son inteligentes y se comunican entre sí, elaboran respuestas inteligentes, incluso anticipadas. Todas estas formas de web mencionadas coexisten, hasta ahora no hay un tránsito definitivo de una a otra.

Estamos en medio de este nuevo orden, turbulento y disruptivo, aun por delimitar, aun por hacerlo consciente con cifras y claridad, una realidad en pleno desarrollo. Todos los pueblos de los países del mundo estamos viviendo esta emergencia del nuevo orden, de manera diferente.

Este nuevo paradigma llegó a nuestras vidas sin pedir permiso, es masivo, está impactando en nuestras prácticas y relaciones sociales, en nuestras percepciones, muchas veces tomándonos por sorpresa; impactando en el ámbito social, económico, político, cultural; por momentos, nos maravilla, nos atrae, nos atrapa, pero también nos asusta porque es incierto, ¿quizá por qué nos falta asumir el protagonismo, dejar de ser sujetos pasivos dentro de este cambio?

Como ya hemos mencionado en otros escritos, el consumidor, usuario, cliente es el nuevo centro de la estrategia de negocios. Acercarse a él en todo momento, conocerle, cuidarle, asistirle en cualquier situación, mejorar su experiencia es la meta. El desafío es descubrir cómo combinar estas opciones tecnológicas, cómo apropiarse de ellas, arriesgarse con innovaciones que mejor se acoplen a nuestros entornos.

Así que, www es más que una página en la internet, en ella pudiera estar nuestra supervivencia cómo sociedad, empresa, nación, región. 

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