La situación del bolívar en Venezuela está vinculada con un problema que tiene su economía toda, la cual esta distorsionada por los ingresos petroleros; algunos la calificaron en su tiempo (Uslar Pietri 1947-1948) como artificial, ya que sus márgenes de ganancia y comportamiento estaban fuera de la generalidad o regla de la racionalidad económica en el resto de los países del mundo; otros la calificaron de una Venezuela moderna, pero solo en el Consumo (Orlando Araujo, 1968).
Como se intuye, deduce y evidencian los hechos, se trata de un problema histórico, estructural y cultural. Cualquier emisión de moneda, medida política para recuperar el poder adquisitivo del salario y el valor del bolívar, que obvie esta situación de nuestra economía está condenada al fracaso.
Veamos algunos aspectos que a nuestro juicio, son claves para una comprensión distinta de este problema complejo y de su posible solución.
Los roles del dinero
Hemos hablado del dinero y de sus dos roles que desempeña en la economía, como medio y como fin en sí mismo.
Como medio de intercambio es fundamental en una economía de mercado pues facilita las transacciones de los bienes y servicios, al desempeñar las funciones de medio de cuenta, medio de pago, reserva de valor; si esta función está restringida a un mercado local o nacional se le dice moneda de curso nacional, si su ámbito abarca un mercado internacional, se le dice moneda dura o divisa.
Hemos dicho que su propósito es facilitar el flujo de la producción y el consumo, a través de las transacciones de compra-venta. Esta relación entre el flujo del dinero y el flujo de las transacciones de bienes y servicios es la que sustenta la teoría del dinero ‒clásica y moderna.
Ahora, ¿qué hay del dinero como fin? ¿O como mercancía? —le decimos así cuando él tiene valor de cambio y es demandado por un mercado— ¿Este papel cuándo, dónde y cómo se desempeña? ¿Qué parte del crecimiento económico estimula?
Antes de continuar hablemos primero del capital. Muchos conceptos se consiguen para definir el capital, todos enfocados en la economía desde los clásicos, pasando por los marxistas hasta los modernos. En los libros de economía se define el capital “como aquellos bienes producidos durables que son empleados como entrada en un proceso de producción”.
Para Adam Smith “es toda pertenencia del hombre de la cual se pretende obtener un ingreso” (La Riqueza de las Naciones 1776); para Marx es “el trabajo muerto, que cuál vampiro, solo vive para chupar trabajo, y vive más, más trabajo chupa” (Marx El Capital, libro 1, 1867).
Estos dos últimos conceptos referidos surgen en plena revolución industrial —la primera en siglo XVIII y la segunda siglo XIX—. Sin embargo, el concepto de capital de Adam Smith es el más amplio y útil para el sentido que le queremos dar al significado del dinero como capital en esta reflexión.
Hay una expresión que se le atribuye a John Davison Rockefeller —a los siete años de edad ~1.846, Javier Moncayo, Junio 2020, La vanguardia ‒, muy ilustrativa para nuestra reflexión que hoy forma parte de la cultura popular y se ha empleado por algunos bancos en sus lemas publicitarios.
Aquí, en Venezuela, el extinto Banco Federal en la primera década del milenio, la empleó, tal vez recuerden la pieza. Se trata de un tipo, que se decía no tenía ni un pelo de tonto, que aparecía reposando en una silla de extensión en una paradisíaca playa del Caribe, con una bebida refrescante en la mano. Cerraba este cuadro con la frase o lema “deje que su dinero trabaje por usted”.
Es decir, si usted ahorra o invierte su dinero en el banco obtiene ingresos sin hacer más nada. Esta es la oferta que también se encontrará en productos financieros de la Banca y los fondos de Inversión —de capital riesgo, de cobertura, de capital ángel, etc.—, con especialistas conocidos como intermediarios o brokers, que son terceros, que dispondrán de su dinero para emplearlos en acciones de compra y venta, en por ejemplo, mercados de derivados, mercados a futuro de comoditis, mercados secundario de deuda, mercados de capitales —donde se ofrecen acciones de empresas como Alphanet, ayer Google, Apple, Metaverso, ayer Facebook‒, mercados de criptomonedas, mercados cambiarios, etc., prometiendo a sus clientes resguardo de su valor, o más allá, la obtención de altos rendimientos, mayores que los que pudiera obtener por los depósitos de ahorro a la vista y a largo plazo que le ofrece la banca comercial o universal.
También, encontrará ofertas similares pero en mercados no regulados (OTC por sus siglas en inglés). Un ejemplo, previo a la crisis bancaria de los 90’s, en Venezuela, fue el de las mesas de dinero, como por ejemplo, la conocida como Gumi, en Puerto Ordaz, a finales de los 80’s y principios de los 90’s, otro ejemplo son las ofertas privadas de inversión en participación en el capital social de empresas emergentes, como los emprendimientos, o en negocios aún más riesgosos y al margen de la ley; inversiones que prometen retornos súbitos pero de muy alto riesgo.
Miren esta reseña en la crónica de Américo Fernández, sobre el caso GUMI, Banca Parelela, en Ciudad Guayana, Estado Bolívar,
“En 1992, la Superintendencia de Bancos dispuso mediante resolución la suspensión inmediata de las actividades relacionadas con la captación de dinero a altos intereses por parte de Manuel Mendoza Ancheta y su cadena de promotores.
La disposición sancionatoria que instaba igualmente al señor Mendoza a devolver el dinero a los ahorristas, surgió a raíz de denuncias y artículos de prensa que hablaban de un presunto colapso de la empresa “Guayana Money Interest” mejor conocida por las siglas GUMI.
Gumi captaba recursos a través de un grupo de promotores que igualmente devengaba jugosas comisiones por los recursos captados. Los intereses al 20 por ciento mensual eran liquidados a los depositantes al cumplirse los treinta días, pero podían acumularse. Muchísimas personas sacaron sus ahorros de la banca privada, mientras otros vendieron propiedades para depositar el dinero en la banca paralela que generaba importantes dividendos.” (Américo Fernández, 25 de Septiembre 2014, Crónicas Angostureñas).
Quién les escribe estuvo allí y fue testigo del auge y caída de esta iniciativa, de los estragos que causó en la población de clase media profesional de las empresas básicas.
En todos estos mercados el dinero desempeña el papel de mercancía en forma de capital, mismo que en muchos casos no va dirigido hacia la producción como bien pudiera, sino hacia la especulación.
El detalle está en que si en política monetaria, con la expansión y la contracción de la oferta monetaria los estados nación, a través de sus bancos centrales, se busca intervenir en la economía para hacerla crecer o para controlar la inflación —subida de los precios de bienes y servicios—, ¿cómo asegurarse que esta medida monetaria desempeñe uno u otro rol deseado?, es decir, como medio de intercambio en el flujo de bienes y servicios o como capital en la producción de bienes y servicios, en los mercados como el cambiario o en el mercado de inversión, entre otros? ¿Cómo garantizar hacia dónde se dirigirá el flujo de liquidez que se inyecta o se pretende sustraer?
Mercado cerrado
Entendemos en este escrito como “Mercado cerrado” un espacio para el intercambio, la compra-venta, dónde se reserva el derecho de admisión y se establecen unas condiciones de uso y políticas, es decir, aun cuando son libres en cuanto a la oferta y demanda, son regulados en otros aspectos. Éstos pueden ser públicos o privados, tan amplios y masivos que dan la impresión de ser públicos. Se manifiestan como espacios físicos o espacios digitales- virtuales, o ambos, dispuestos para tal fin.
Hay mercados cerrados digitales muy populares, son privados y están mundializados; son para la compra-venta al menudeo o al detal (retailers) de bienes y servicio. He preferido llamarlos así y no encerrarlos en la categoría de e-commerce, que denota la acción y donde se pierde el sentido y significado mayor. ¿Cuáles son?, le invitó a que haga el ejercicio.
Solo para ilustrar, menciono unos cuantos: Amazon, Ali Baba, Mercado Libre; Uber, Arbnb, Pedidos ya; Freelancer, Upwork, Fiverr. Unos, mercados cerrados al menudeo o detal de bienes, otro de servicios y el último de trabajo. En estos mercados la compra-venta se cierra en el espacio digital-virtual, y el bien o servicio se concreta en el espacio físico. Que yo sepa nadie los ha denunciado como iniciativas que atentan contra el libre mercado o la libre empresa, de hecho han tenido muy buena prensa.
¿Cuáles monedas se emplean en esos mercados?, en los digitales, por supuesto que las monedas digitales o las expresiones de la transacción electrónica de monedas físicas, como las que acostumbramos a realizar en puntos de ventas con las tarjetas de débito, de crédito, con los mecanismos de pago móvil o transferencias en home banking.
Si prestamos un poco de atención, en el caso de Ali Baba y Amazon, la moneda es el dólar estadounidense, ya sea, a través de transferencias en nuestras cuentas en dólares o previo cambio de nuestra moneda local, depositado en una cuenta en un banco local, a la tasa oficial del día.
Enfatizamos, la unidad de cuenta, la unidad de valor, el medio de pago o circulación en estos mercados es el dólar. Antes de realizar la compra-venta se debe registrar y aceptar las condiciones de uso y la política de privacidad. Este dinero se emplea solo como medio de intercambio, su uso está marcado, no se desviará para otra cosa. Quiénes ofertan en estos mercados, igualmente están debidamente registrados, han aceptado unas reglas —las de la empresa prestadora del servicio de mercado y las establecidas por el país donde opera legal y comercialmente la empresa— e incluso pagan una mensualidad por los servicios que reciben y pagan un importe por cada transacción a su favor realizada.
Mercado Libre, en contraste, ha desarrollado un modelo de negocios basado en mercados cerrados, nacionales, donde las transacciones se realizan en moneda local preferentemente, pudiéndose realizar pagos en la divisa estadounidense, pero son la excepción. Ello ha limitado su expansión. Inicialmente Mercado Libre se pensó como un mercado cerrado, para la concurrencia de oferta y demandas entre particulares, formales o no, más entre iguales o pares que entre empresas-clientes o empresas-consumidores.
En estos mercados cerrados digitales la moneda que se impone es el dólar, con lo cual éste se socializa y universaliza; por lo menos como unidad de cuenta, siendo por defecto la vara con la que se mide el valor y se monetiza todo lo que se compra-vende en el mundo, ¡casi nada!. Antes esa vara se basaba en una dimensión física, el peso en monedas elaboradas con metales como el oro, la plata y el cobre, entre otras.
Esta hegemonía del dólar como vara de medir deja a nuestras monedas como simples unidades de medida, variables en su valor expresado en función de esta divisa. Este comportamiento y valoración relativa de todo frente a la divisa estadounidense. !Na guará! Hasta las criptomonedas miden su valor en el dólar. Es la referencia, el punto de arranque.
Monedas paralelas, complementarias, sociales y comunitarias
Inicio con la siguiente pregunta ¿Usted ha usado alguna vez monedas complementarias?, ¿Ha usado los cestatitcket —31 años en Venezuela—, ticket de alimentación, millas de viajero, puntos acumulados por consumo de la banca comercial, cupones de compra de alimentos en los Estados Unidos o cupones de descuento, vales, fichas den los parques de diversión, fichas en los casinos, fichas para pesarse, etc.?; ¿Usted dispuso de los cupos para compra por internet o los cupos de viajero que implementó el ejecutivo a través de Cadivi?
Recordar es vivir, declaraciones de Richard Ujieta, presidente de la cámara de comercio electrónico de Venezuela sobre las compras realizadas por los venezolanos a través de los cupos de CADIVI:
“En el 2012, calculo, esas transacciones representaban 40 millones de dólares anuales, “pero hoy en día esa cifra se ha exponenciado, porque con la política del Estado de otorgar instrumentos financieros, sobre todo a los empleados públicos, se logró ubicar en 3,5 millardos de dólares”. (30 de Noviembre 2014, “Cupo electrónico las ha incrementado|Transacciones de comercio electrónico pasaron de $40 millones a $3,5 millardos en la actualidad”, Correo del Orinoco)
Un colateral de esta situación fue la promoción de las gift card en Venezuela, para que la gente pudiera acumular su cupo en dólares al final del año si aún no lo había usado.
“Si no tienes nada que comprar o, peor aún, deseas comprar en Amazon algo que cueste más de US$ 400 utilizando tu cupo, es necesario “ahorrar” lo de un año y luego completar en el siguiente para así poder adquirir ese producto que tanto anhelas.” (Cómo comprar una Gift Card de Amazon y no perder el cupo de Internet que no usaste (por @EnriqueVasquez), 3 de diciembre 2013, Lea Noticias).
Éstas son manifestaciones de dinero —físico, digital, electrónico— que desempeña solo el rol de medio de intercambio, mayormente; son conocidas también como monedas paralelas, monedas complementarias, monedas sociales, monedas comunitarias, dependiendo de su propósito, emisión y ámbito.
Se trata de dinero que “está marcado”, solo se puede usar para bienes y servicios particulares e incluso en algunos casos, solo es válido en mercados cerrados, tal como sucede con las gift card que se mencionaron, que solo se pueden usar en Amazon; igual sucede, con las millas de viajeros y los puntos acumulados por consumo de sus tarjetas de créditos de los bancos.
Internacionalmente ha habido un resurgimiento de las monedas complementarias en varios países, en forma más explícita, restringidas a comunidades, o con propósitos sociales. Para el 2003 se contaban con 5.000 tipos de monedas complementarias, según Robert Constanza Robert, Farley Joshua y otros reseñado por Shepard Dorkis, Enero-Junio 2011, “Las monedas complementarias y la nueva realidad de las finanzas solidarias en países desarrollados y no desarrollados”, Revista Cayapa.
En EEUU, desde 1986, 1991, 1993, 2006, se crean las monedas como el Time Dollar, Ithaca Hours, Pen Exchange, Berkshare, respectivamente; en Suiza, desde 1934, el Wir; en Francia, 1996, SOL COOPERATION; en Inglaterra, en 1984, el LETS (LOCAL EXCHANGE TRAIDING SYSTEMS). Sin mencionar las de Colombia, desde 1992, donde se han creado 15 monedas; dos en Brasil, desde 1971; una en México, en 1987. (Op.Cit)
Entre el 2006 hasta el 2010, se experimentó y se crearon varias monedas complementarias en Venezuela. Las experiencias de monedas complementarias en el mundo pica y se extiende.
En este sentido, citamos de Shepard:
“La Fundación Strohalm de los Países Bajos mantiene proyectos de monedas complementarias en distintas comunidades de Honduras, El Salvador y Costa Rica así como Uruguay y Brasil, y a su vez diseña software que facilita el intercambio de bienes y servicios y saberes sin uso del dinero. Otros sistemas de compensación se usan en América, Europa y Asia, facilitados por tecnología que promueven intercambio entre comunidades y grupos de empresas cooperativas…” (Op.Cit).
Lo cierto es que pareciera que el dinero, como lo conocemos, y la intermediación comercial y financiera viven una revolución, motorizada por las tecnologías de la información; en especial surgen opciones que empoderan a la población y ayudan a resolver los problemas de pobreza y exclusión. Es más, hay sistemas de intercambio de bienes y servicios alternativo ‒mercados‒ de código abierto que no requieren del dinero.
Reiteramos. Sea cual sea la iniciativa monetaria que se emplee, debe enfocarse en enfatizar el rol de medio de intercambio del dinero y no de capital o mercancía; lo que significa que debe encausarse exclusivamente esta oferta monetaria a la economía de bienes y servicios, que logre un impacto sostenible en la producción y el consumo, que se traduzca en bienestar, desarrollo y crecimiento de la Venezuela productiva. Nuestra propuesta es crear un mercado cerrado, nacional, donde se use un bolívar digital especial —es decir, una moneda complementaria—, que solo tenga validez allí; aumentar el salario mínimo, pensiones y jubilaciones, en una proporción suficiente que aumente el ingreso por hogares, de manera que se pueda adquirir o pagar la canasta básica de bienes y servicios, que a su vez se ofertan en este mercado cerrado. A la vez, se fortalece el bolívar como medio de intercambio.
Esta propuesta se acompaña con nueve más en un escrito reciente (Hiperinflación e Indexación Salarial), que forman un paquete de pequeñas soluciones, unas a corto, otras a mediano y largo plazo, que juntas pudieran conducir, dialécticamente, a una solución radical y sostenible. Se trata de un proceso continuo, no de programas, planes y proyectos fragmentados, desarticulados, inconexos, estáticos.