La múltiple lealtad es uno de los conceptos básicos que distinguen a la democracia constitucional del totalitarismo que ahora en aterciopelado traje inserta sus dogmas desde trampas bien urdidas simulando concordia, paz, tolerancia, aperturas políticas, económicas y culturales.
Madre superiora de esa dinámica radicalmente fascista es al fondo una teocracia ideológica, su ADN, de moda y reza de este modo: usted individuo, sociedad o pueblo, quiera o no, obedece a un solo dios, nuestro Estado Comunal, bajo penalidad de vida o muerte sin derecho a protesta ni recursos defensivos.
Así se define la lealtad única.
En la carta magna de toda auténtica democracia el único debe y haber es la obediencia a leyes y reglamentos que emanan de asambleas constituyentes o parlamentos electos en sufragios verificables mediante conteos y revisión de votos, pruebas nunca destruidas y vigiladas por testigos confiables. Votos que a su vez responden a registros electorales precisos en constante limpieza, pues son el retrato fiel de la población votante en continuos cambios por su movilidad en sitios geográficos, número de nacidos y fallecidos, cedulación al día, edades y capacidad alfabeta de entender lo que ve, oye y lee para decidir sus candidaturas a voluntad propia.
Esto fue cartilla elemental y habitual del docente venezolano para sus clases de Moral y Cívica durante cuarenta años en sistema democrático, a nivel del sexto grado de educación primaria. Contiene implícito el principio de variada lealtad a los principios de la libertad para elegir a su dirigencia política, que a su vez debe gobernar para garantizar a los ciudadanos su vida, alimentación, salud, educación, creencia religiosa, tránsito interno y exterior, profesión, oficio, entretenimiento y sus derivados.
Ninguna de estas normas ha respetado el castrochavezmadurismo a excepción del sufragio que eligió como presidente del país a Hugo Chávez Frías, en cuya Constitución de 1999 hecha a la medida lenta del castrofidelismo, donde el término Ciudades Comunales pasó casi inadvertido por quienes la aprobaron mirando para otro lado y por los tramposos que sabían cómo culminaría en Estado Comunal contra toda oposición, como sucedió y consta en los resultados del referéndum de 2007 tirado a la basura. Así, este régimen de aparato totalitario y terrorista comienza y pervive de facto en todas sus instituciones sin excepción, impuestas de forma ilegal por el militarismo a sangre y fuego. Violatorias de raíz con fruto amargo de mentiras y confusiones calculadas.
Sin entrar en detalles más complicados difíciles de asimilar para el sufriente venezolano promedio centrado en su difícil sobrevivencia cabe preguntar de nuevo ¿deben seguir impunes sin ser juzgados por auténticos tribunales internacionales quienes durante 22 años engañan instaurando estas prácticas y actúan hoy como anfitriones angelicales en la puesta en escena por la paz con la invasora guerrilla ELN que ocupa gran parte del territorio venezolano ya ex nacional? En la cima del caraqueño cerro Ávila, lujosamente ataviado, ¿triunfarán como garantes y serán candidatos al Nobel de la Paz precisamente los regímenes de Cuba y Venezuela causantes de tanta criminalidad? Aquel famoso acuerdo La Habana-Bogotá de 2016 que trasladó a Venezuela su largo y sangriento drama subversivo es posible que se repita y prosiga el show de tamaño disparate delictivo para dejar impunes a los criminales de parte y parte. ¿Será esa la estrategia exitosa para forjar un definitivo subcontinente americano fascista bajo siglas de una izquierda farsante y populachera?
Quien teclea estas interrogantes, que atañen al venezolano reprimido y además complaciendo fijas peticiones anónimas por parte de fascistoides adictos al sovietismo cubano esclavo del imperialismo putinista, confiesa que por ahora sin ocultamientos practica con devoción idéntica lealtad a tres entidades democráticas: a Israel porque le fue legado el judaísmo como tradición milenaria y el sionismo estatal de 74 años es su versión moderna; a Venezuela, su suelo natal donde sus padres y familiares salvados del Holocausto recibieron afectuoso refugio, incluso durante dictaduras tradicionales porque el venezolano es de natura muy abierto y generoso; a Estados Unidos de Norteamérica, donde en difícil, dura y diaria controversia, se aprende en directo el irrenunciable derecho a luchar, sin tregua ni concesiones, por la sagrada libertad, siempre y cuando no se dañe al prójimo.
Aclaraciones necesarias en estas horas cuando desde el tope avileño la neblina física y las conveniencias politiqueras impiden, otra vez, acceder a la verdad.
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