La vanguardia intelectual es una entidad socioepistémica conformada por cimarronas y cimarrones sentipensantes que estudian y reflexionan críticamente la realidad, y comunican sus ideas con la pretensión de influir en ella. Estas mujeres y hombres del pueblo alcanzan cierto estatus de autoridad ante la opinión pública porque ostentan la auctóritas, es decir, el prestigio y la capacidad ética para formar la conciencia del pueblo, para emitir opiniones cualificadas sobre una decisión y para asumir cargos públicos.
Líderes del mundo como Vladimir Ilich Uliánov “Lenin” tuvieron en la vanguardia intelectual un apoyo de dimensiones siderales: el escritor Nikolái Ostrovski, el novelista Máximo Gorki, el poeta Vladimir Mayakovski, el dramaturgo Anatoli Lunacharski, el cineasta Sergei Eisenstein, la pedagoga Nadezhda Krúpskaya, el psicólogo Lev Vygotski, el compositor Dmitri Shostakóvich y el periodista John Reed.
A muchas de estas personalidades, Lenin les encomendó tareas fundamentales: el filósofo Mijail Pokrovski organiza en 1918 la Academia Socialista y en 1921 el Instituto de Profesores Rojos. El teórico David Riazánov crea en 1921 el Instituto Marx-Engels. El historiador Vladimir Nevski es el rector fundador de la Universidad Comunista Sverdlov. El filósofo Gustavo Speth fundó en 1921 el Instituto de Filosofía Científica de la Universidad Estatal de Moscú.
Salvador Allende tuvo a uno de los pilares de la planificación, Carlos Matus, como ministro de Economía, Fomento y Reconstrucción de Chile y a Aníbal Palma como ministro de Educación Pública.
Fidel Castro tuvo al revolucionario Ernesto “Che” Guevara como presidente del Banco Nacional, director del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria y ministro de Industria; al escritor Alejo Carpentier como director ejecutivo de la Editorial Nacional de Cuba y como ministro consejero de la Embajada de Cuba en Francia; a la revolucionaria Haydée Santamaría como fundadora y primera directora de la Casa de las Américas; al economista y escritor Orlando Borrego como ministro de la Industria Azucarera; al intelectual Armando Hart Dávalos como ministro de Educación y ministro de Cultura; al literato Abel Prieto como director de la Editorial Letras Cubanas, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y ministro de Cultura y a la prima ballerina Alicia Alonso como fundadora del Ballet Nacional de Cuba.