Alberto Aranguibel
A doscientos años de aquella gloriosa gesta, el pueblo venezolano conmemora en Carabobo un acontecimiento que significa mucho más que una simple efeméride. No habiendo sido la última de las contiendas libradas en aquel arduo y sangriento proceso emancipador, Carabobo fue, sin embargo, la batalla más significativa de todas cuantas hubo jamás en suelo americano, precisamente porque fue la que selló la derrota definitiva del ejército español al abrírsele con ella las puertas a la Campaña del Sur, que independizó definitivamente a Suramérica.
Una trascendencia determinada por el singularísimo hecho de haber sido esa la única campaña militar de dimensiones continentales en la historia de la humanidad que no estuvo movida de ninguna manera por la sed de exterminio y sometimiento de los pueblos, sino por el ansia de libertad de las naciones que iban naciendo por su influjo.
Y eso los pueblos saben reconocerlo eternamente.
Pero para las venezolanas y los venezolanos de hoy, Carabobo tiene la más especial significación porque fue esa la gesta independentista que inspiró al comandante Hugo Chávez para convertirse en el redentor que reivindicó con total entrega por primera vez desde que somos república los anhelos del pueblo con un claro sentido de justicia social, así como una concepción de Patria fundada en la misma idea de libertad y soberanía por la que Bolívar entregó hasta el último aliento de su vida.
Tanto aquella épica de Carabobo como la actual Revolución bolivariana son eventos marcados por un mismo compromiso de independencia y una misma necesidad de emancipación del pueblo; el mismo que hace doscientos años lo entregó todo en defensa de su ideal, tal como lo describe dolorosamente Bolívar en su Carta de Jamaica cuando dice: “Los más de los hombres han perecido por no ser esclavos, y los que viven combaten con furor en los campos y en los pueblos”.
Ciertamente hay mucho qué celebrar hoy en la Patria que vio nacer a los libertadores de América; la constancia en la lucha por nuestro ideal de justicia y de igualdad social es exactamente la misma de aquellos que en su momento combatieron con el mayor coraje al enemigo imperialista, al que no se le rindieron jamás a pesar del sufrimiento y las crueles limitaciones que la guerra imponía.
