Este es un tiempo muy doloroso. No sólo golpea la comprometedora situación económica y social sino también la magna institución de la amistad, hoy sometida a prueba mayor por la polarización política y por la gente que se nos va, en muchos casos sin posibilidades de expresar su adiós.
Pero hay situaciones más manejables. De pronto sabe uno de la ausencia de un amigo muy cercano y pregunta sobre la enfermedad que se lo llevó y recibe respuesta. En ese caso, la noticia se convierte en punto de partida para la obligada resignación. Pero cuando no hay esa respuesta todo es oscuridad.
En nuestra realidad hemos perdido, en estos tiempos de convulsiones y nebulosas, un número apreciable de amigos, cuya mayoría quedó en las garras del Covid-19. En lo particular registramos la pérdida reciente de tres amigos que proceden del campo del ‘socialismo siglo XXI’, sin que eso haya dañado los vínculos que hicieron posible largas horas de trabajo testimonial.
Carlos Lanz, combatiente de larga experiencia fue víctima de un secuestro o desaparición el 8/8/20. Y sólo hubo especulaciones, hasta que aparece un escrito de David Nieves en “Ciudad CSS” el 13/02/21 en el cual sostiene que sus captores fueron “personas cercanas”, aunque luego señala que son “todos hijos de la CIA”. ¿Cercanos, conocidos, pero hijos de la CIA? Sin embargo, su conclusión es clara: A Carlos lo mataron y me da miedo resignarme. ¿Pero cómo, quién y por qué el asesinato?
Este es un tema que ampliaríamos con David en el cierre de la entrevista que comenzó en su prisión en el San Carlos. Pero se lo llevó su enfermedad renal. Los dos amigos están ahora juntos dejando un gran dolor que intentamos reparar con el recuerdo de vidas comprometidas con lo trascendente.
A estos dos nombres sumamos el de otro amigo: el G/J Raúl Baduel que se nos fue el 12/10/21 y cuyos familiares hacen reparos a las causas de muerte que ha difundido el Fiscal de la República. A esto ha respondido públicamente el funcionario instando a los deudos a solicitar nueva autopsia para que no haya duda alguna.
Tres casos disímiles, aunque unidos por la misma procedencia. Pero con una separación marcada por una disidencia que no fue admitida, sino condenada en nombre de la preservación de la salud revolucionaria.
Sancho, ¡Si la muerte es un asunto muy serio, nadie puede ni debe jugar con el expediente del adiós de un semejante!
@ABlancoMunoz