El lienzo, una de las cinco versiones de esta obra del artista, no ha sufrido daños por estar protegido con un cristal. El ataque ha sido perpetrado por dos jóvenes de la organización Just Stop Oil
Nuevo atentado contra una obra de arte. Esta vez han sido dos manifestantes ecologistas las que han arrojado sendos botes de sopa de tomate de la conocida marca Heinz contra la obra Los girasoles, de Vincent van Gogh, en la National Gallery de Londres. Por suerte, parece que la obra no ha sufrido daños gracias a estar protegida por un cristal. La acción ha sido perpetrada este viernes por dos jóvenes de la organización Just Stop Oil, que fueron detenidas poco después. El momento del ataque se ha podido ver en un vídeo en Twitter en el que se jactan de la fechoría contra una de las cinco versiones de esta obra maestra de 1888 del artista neerlandés. Después, se arrodillaron y, como en actuaciones similares de este grupo, las activistas, que llevaban camisetas de su organización, han pegado sus manos con pegamento a la pared junto al cuadro. En las imágenes se escucha instantes después un grito de sorpresa de uno de los visitantes de la sala, a una mujer exclamar “¡Oh, dios mío!” y a un hombre decir: “¡Seguridad!”.
Just Stop Oil , asociación conservacionista, es contraria a que el Gobierno británico conceda nuevas licencias de plataformas de petróleo y gas, y ya había protagonizado en las dos últimas semanas en Londres varias protestas. En junio, también miembros de este grupo ya se pegaron con pegamento a paredes junto a algunas obras de arte en diferentes museos, entre ellos la propia National Gallery.
“Los guardias llegaron rápidamente al lugar después de que dos manifestantes de Just Stop Oil arrojaran una sustancia sobre la pintura”, ha informado Scotland Yard en un tuit minutos después del suceso. Ambas jóvenes han sido arrestadas con los cargos de “daños criminales y allanamiento agravado”, se añadía. La sala donde se expone el lienzo fue inmediatamente cerrada y se desalojó a los visitantes que estaban en su interior en ese momento. Poco después, la National Gallery ha publicado un tuit en el que informaba de que “pasadas las once de la mañana (hora inglesa), dos personas entraron en la sala 43 del museo y arrojaron una sustancia roja, aparentemente sopa de tomate”, contra el óleo. El breve comunicado asegura que la obra ha sufrido “algún daño menor, pero está ilesa”, aunque en el marco dorado de Los girasoles sí han quedado algunas manchas.
Este cuadro tiene unas dimensiones de 92 por 73 centímetros y en él Van Gogh representó a 15 girasoles en una maceta amarilla y sobre un fondo en el mismo color pero con distinto tono. El artista pintó esta serie de bellos girasoles para decorar su casa en Arlés (Francia) cuando iba a recibir a su amigo el artista Paul Gauguin. Esta flor tenía varios significados especiales para él, señala la National Gallery en la ficha sobre la obra. “No se conoce a otro artista que haya tenido un vínculo tan marcado con una especie de flor concreta. Las diferentes etapas del ciclo de vida del girasol [que pintó Van Gogh] siguen la tradición de las vanitas, que enfatizan la naturaleza transitoria de las acciones humanas”, se indica. Los girasoles quizás también pretendían ser “un símbolo de amistad y una celebración de la belleza y la vitalidad de la naturaleza” por parte del pintor, que vivió entre 1853 y 1890.
Poco después de los hechos, que se han viralizado en las redes sociales y repetido en las televisiones, la policía inglesa informó de que una de las activistas es una londinense, Phoebe Plummer, de solo 21 años. En el vídeo es ella la que, segundos después de lanzar el contenido del bote, grita: “¿Qué vale más, el arte o la vida? ¿Vale más que la comida? ¿Vale más que la justicia? ¿Qué nos preocupa más, la protección de una pintura o la protección de nuestro planeta y la gente? La crisis por el coste de la vida es parte del coste de la crisis del petróleo”. Mientras, su compañera permanece callada y arrodillada.
Este ataque se produce solo una semana después de que un visitante derribara dos bustos de la época romana que se exponían en los Museos Vaticanos. El individuo, que fue detenido por el personal del centro, causó, según la institución, “daños moderados” en las dos obras de arte. Sin embargo, sus motivos eran diferentes. El museo afirmó que el hombre se “había comportado de manera extraña” durante su visita.
En la larga historia de ataques contra obras de arte es destacable el que se cometió contra una de las más famosas de la historia del arte, La Gioconda, que sufrió en el Museo del Louvre, a finales de mayo, la ira de un visitante que le lanzó una tarta. Por fortuna, como ha sucedido hoy, la obra de Leonardo no sufrió daños porque el pastel chocó contra el cristal que la protege.
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